El embarazo de niñas y adolescentes es un problema a nivel nacional. El Registro Nacional de la Personas (Renap) registró 687 nacimientos de enero a marzo de 2016, de madres entre 10 y 14 años. En el 2015 la cifra llegó a dos mil 947 casos.
Esta información evidencia dos problemáticas que se deben combatir:
* Abuso sexual a menores de edad
* Actividad sexual en menores de edad
El pasado mes de junio la institución del Procurador de los Derechos Humanos (PDH), con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), socializó un manual con el objetivo de sensibilizar a la población respecto a sus derechos humanos, sexuales y reproductivos, y la atención de embarazos en niñas y adolescentes, el que fue entregado a los educadores de las 33 auxiliaturas departamentales y municipales del país de dicha institución.
Es importante que las niñas y adolescentes reciban una adecuada educación de la sexualidad y afectividad, una educación que les permita valorar su cuerpo, que les enseñe a darse a respetar y que las prepare con vistas hacia el futuro en donde serán co partícipes de la creación de una familia. Es importante que conozcan lo que implica llevar una vida sexual activa, sus riesgos y la verdad sobre los distintos métodos de planificación familiar (informando sobre la realidad de cada uno, si causan o no abortos, si conllevan efectos secundarios, etc.), pero, sobre todo, es importante que se les hable del amor, de la fidelidad, de la posibilidad de guardar su cuerpo para la persona ideal – que difícilmente será ese joven con hormonas alborotadas que afirma ser el amor de su vida-.
Sin embargo, la educación que en la mayoría de los casos se brinda a las niñas y adolescentes suele ir cargada de información incompleta, verdades a medias que minusvaloran la dignidad de la mujer. Un ejemplo de lo anterior es lo que denota el reciente Manual de la PDH en Guatemala, que demuestra que existen diversas organizaciones a nivel nacional y mundial que pretenden confundir a la población con respecto al tema del aborto, promoviéndolo erróneamente como una herramienta de planificación familiar, un método anticonceptivo e inclusive abiertamente como un medio para deshacerse de un embarazo no deseado o no planificado. Aquí una muestra de lo que dice el manual antes mencionado, que parece “olvidar” que el primer derecho es el derecho a la vida :
Históricamente este tipo de acciones vienen de la mano con la intención de convencer a la población de que el acto sexual no debería de tener ninguna “consecuencia” aparte del placer, así como del proyecto de la despenalización del aborto a nivel legislatura.
Consideramos que los aspectos clave que se deben tomar en cuenta a la hora de pensar en la atención y erradicación de embarazos en niñas y adolescentes, es el fortalecimiento de la institución familiar con respecto a estas temáticas:
- Atención y educación personalizada a los cónyuges, futuros padres de familia.
- Fortalecimiento en el área de Educación en Sexualidad y Afectividad, con un enfoque en todas las esferas antropológicas de la persona (racionalidad, sensualidad, afectividad y sexualidad), consensuada entre padres de familia e instituciones educativas.
- Apoyo terapéutico y psicológico, cuando es necesario (tanto a los padres como a los hijos).
- Crear políticas y campañas que busquen castigar al victimario.
Más que buscar la aceptación y despenalización del aborto, es necesario trabajar en los ejes antes descritos, para así erradicar el abuso sexual en niñas y adolescentes (castigar a los victimarios) y buscar disminuir la actividad sexual en menores de edad (educar para que prolonguen su primer acercamiento sexual).