En su edición de marzo, el Population and Development Review, incluye un articulo que analiza la co-habitación en América Latina afirmando que la misma ha mantenido una tendencia creciente desde la decada de 1970. La investigación analiza 13 países de la región y estudia hasta que punto factores económicos e ideológicos pueden ser la causa de esta tendencia. Específicamente se considera el aumento de la cohabitación como posible respuesta a la hiperinflación ocurrida en la década de los 80’s y a significativos cambios de actitud con respecto a temas éticos, religiosos y familiares.
Considerados en su conjunto los países analizados, puede afirmarse que en los censos del año 2000, 6 de los 13 países tenían una cohabitación por encima del 40% en mujeres entre los 25 y 29 años, y 9 de los 13 países tenían a su vez altos porcentajes para hombres entre los 25 y 29 años. Por el contrario en la década del 90, solamente cuatro países (incluyendo Cuba) tenían porcentajes de cohabitación por encima del 40% tanto para hombres y mujeres en el mismo rango de edad. Mientras tanto, en la década de 1970 se estima que solo un país (Panamá) sobrepasaba ese valor.
El artículo afirma que una forma útil de analizar este comportamiento es el marco RWA (“ready, willing and able”) usado por Coale (1973) para interpretar la transición de la fertilidad europea:
- El aspecto “readi-ness” (estar preparados) afirma que la nueva forma de comportamiento tiene que ofrecer una ventaja económica o psicológica, es decir que se refiere al cálculo costo-beneficio involucrado en una decisión
- El aspecto “willingness” (estar dispuesto) se refiere a la legitimidad ética o religiosa del nuevo comportamiento
- La condición “ability” (tener la capacidad) indica que que los medios tecnológicos o legales deben estar disponibles para hacer realidad esa innovación
Sin embargo, en el caso de América Latina, según afirma el documento, se esperaría encontrar específicamente drásticos cambios culturales relacionados con la ética y la moralidad que se han visto acompañados de una mayor secularización y de cambios de actitud hacia las relaciones de género.
En el estudio, se auguran nuevas subidas de esta práctica durante la primera década del siglo XX y en FADEP creemos que ello es algo que debe hacer pensar a la sociedad. ¿Son los valores éticos y religiosos algo que cambia con el tiempo? Lo que está mal, ¿siempre será malo? o ¿esa calificación depende del tiempo y las circunstancias? Realmente la bondad o maldad de un acto, o su calificación positiva o negativa, es independiente de la época o circunstancias. Es importante tener esto claro para no caer en la cultura del relativismo que va permitiendo comportamientos que perjudican a la familia, al desarrollo de los niños y a la sociedad en general.
Muchas veces, la co-habitación es solamente signo de miedo al compromiso ya que representa un “inicio fácil” y un “fin fácil”. El aumento de la cohabitación tiene implicaciones para la sociedad pues está demostrado que al comparar las parejas que se unen en matrimonio con las que solo cohabitan, entre las segundas se dan más rupturas con su consecuente impacto negativo en los hijos. Además entre las parejas que cohabitan suele haber más violencia y en definitiva estas parejas están negando a los hijos el ambiente seguro que necesitan para desarrollarse.
Para profundizar en la investigación accese aquí el artículo completo.