“El aumento de las rupturas familiares está destruyendo la sociedad británica”. Esto es lo que piensa Iain Duncan Smith, antiguo lídel conservador, y por ello ha promovido, a través de The Centre for Social Justice, una serie de informes sobre la familia. El tercero de ellos, publicado esta semana, lleva por título Every Family Matters. An In-Depth Revie of Family Law in Britain.
Según información de Aceprensa,
Every Family Matters (julio 2009) recoge la idea de que el aumento de rupturas familiares –el más pronunciado de Europa– no cesará hasta que no se fortalezca el matrimonio. Con ello, los conservadores pretenden desincentivar otras formas de convivencia como las uniones de hecho.
Una de las conclusiones más interesantes del estudio, es la que se refiere a las consecuencias de las uniones de hecho:
Frente a quienes consideran que las diferencias entre las parejas de hecho y los matrimonios son puramente formales, Every Family Matters muestra las distintas consecuencias sociales que se siguen de ambas realidades.
Según los estudios que manejan, las uniones de hecho son dos veces menos estables que los matrimonios. Las diferencias son todavía más marcadas cuando hay hijos de por medio: como media, la mitad de las parejas de hecho se rompen antes de que el hijo cumpla 5 años; en ese tiempo, sólo 1 de cada 12 matrimonios se ha roto.
La sociedad británica, sostiene el estudio, “cada vez es más consciente de estas implicaciones. De acuerdo con dos encuestas realizadas por YouGov, el 84% de los británicos considera que es importante que las leyes protejan el matrimonio. Y casi el 60% piensa que las leyes deberían fomentar el matrimonio antes que otras estructuras familiares como la cohabitación.”
El informe de 320 páginas advierte que “El Parlamento debería reconocer que los matrimonios sanos construyen familias sanas, y que las familias sanas construyen una sociedad sana”. Pero no se queda en la crítica, sino que propone una serie de medidas orientadas a fortalecer el matrimonio y la estabilidad familiar, como
un apoyo más efectivo por parte de las comunidades a las familias; implantar cursos pre-matrimoniales que preparen mejor a los futuros esposos; fomentar la conciliación familiar para los matrimonios en crisis, rebajar la equiparación entre las parejas de hecho y el matrimonio, etc.