En 1980 fue impuesta en China una orden gubernamental con el objeto de reducir la tasa de fertilidad, la cual se denomino la política del hijo único (OCP, por sus siglas en inglés).
El 25 de septiembre de ese año, el Partido Comunista de China ordenó a sus miembros y a los de la Liga de la Juventud Comunista que tuvieran sólo un hijo, norma que fue después fue aplicada a toda la población nacional. Hoy, treinta años más tarde, comienzan a verse las consecuencias de la misma. Aquella política que fue aplaudida en aquél momento, hoy busca ser enterrada. El gobierno chino está estudiando la posibilidad de replantear la política de control demográfico, debido a sus efectos negativos, como el envejecimiento de la población, los abortos selectivos y el abandono de niñas por familias que prefieren tener un hijo varón, lo cual trajo consigo otros problemas como el tráfico de bebes, la desigualdad entre el hombre y la mujer, entre otros.
La política del hijo único fue implementada con el objeto de reducir la pobreza y los problemas ambientales. Según el profesor de Sociología de la Universidad de California, Wang Feng, quien ha publicado varios artículos criticando tal política, afirmó que la implementación de la misma es inútil en cuestiones de recursos o ecología porque la población no es el problema. (Para conocer más acerca del análisis de Wang Feng sobre la política del hijo único, hacer clic aquí).
China se convertirá en el primer país viejo de la historia, lo cual provocará que la mano de obra joven sea escasa y la diferencia entre población productiva y mantenida, sea muy alta, superando esta última a la primera.
Recientemente, FADEP publicó un artículo en el cual hace referencia al anuncio que hizo la Asociación de la Población de China (PRCh), en el cual se dio a conocer que en el 2015 China enfrentará su primer problema de envejecimiento poblacional. La tasa de ciudadanos comprendidos en el grupo de 15 a 59 años llegará a su pico para luego disminuir lentamente. Weng Fang afirma que los cambios demográficos marcan solo el inicio de la crisis, que más adelante será más difícil de mitigar si no se toman medidas ahora.
Está situación es un ejemplo para todos aquellos países en vías de desarrollo, que muchas veces son criticados por su aumento demográfico. En el año 2007, FADEP publicó el estudio “Determinantes del Crecimiento Económico, Población y Familia: el caso Guatemala”, en el cual se demuestra como la población influye positivamente en el crecimiento económico de la sociedad.