En el año 2013, China, por medio de su Comisión de Planificación Familiar buscaba relajar la política del hijo único permitiendo a las parejas tener dos hijos si uno de los padres era hijo único, ya que anteriormente únicamente se permitia dicha opción cuando ambos de los progenitores eran hijos únicos. Hoy, dos años despues, tras tres decadas de vigencia, por fin el páis asiático pone fin a dicha politica permitiendo a todas las parejas tener un segundo hijo.
La medida busca combatir el envejecimiento poblacional y los bajos índices de natalidad. La piramide poblacional se está tornando a la inversa; según las predicciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2050, el 35% de los chinos tendrán más de 60 años, lo cual significa que entonces habrá solo un trabajador por per cada adulto mayor, cambiando de forma rotunda la proprocion de siete trabajadores por cada adulto mayor que se sostenía en 1975.
Desde que se implementó la política del hijo único, se han impedido 400 millones de nacimientos. La tasa de fertilidad ha venido en decrecimiento, reducida a 1.18 hijos por mujer, siendo la cifra más baja a nivel mundial.
Algunos analistas consideran que esta medida viene demasiado tarde. La población china se estancó por debajo de los 1,400 millones.
El control poblacional trae graves conscuencias para el desarrollo de un país. En el mundo existen suficientes recursos que deben ser aprovechados para acabar la pobreza, todo es cuestión de crear oportunidades y dar buen uso a los recursos escasos. Los gobiernos deben eliminar la idea que a más población mas pobreza. Es necesario comenzar a invertir en otros medios, y dejar por un lado el reducir la población, para mejorar el ingreso per capita la solución no es reducir el “capita” (menos personas) sino aumentar el ingreso. Es necesario que entendamos que es el ser humano es el motor del desarrollo y crecimiento económico.