Discovery Home & Health realizó una publicación que repasa algunas investigaciones curiosas que explican cómo y porqué la conexión con nuestras madres es mucho más profunda de lo que pensábamos.
Reconocemos su voz antes de nacer
De acuerdo a una investigación realizada en la Universidad de Zhejiang, China, los fetos presentan un ritmo cardíaco más acelerado cuando escuchan la voz de su progenitora, en comparación con la de un desconocido. Estos hallazgos sugieren que, desde el vientre, somos capaces de identificar a nuestras madres a través de los sonidos y de responder a sus estímulos.
Modificamos su cerebro
Un estudio publicado en la revista Psychological Science demuestra que el embarazo puede provocar alteraciones cerebrales permanentes en la mujer. A través de resonancias magnéticas, se encontró que cuatro meses después del parto las madres presentan mayor cantidad de materia gris en áreas como el hipotálamo, la amígdala, el lóbulo parietal y la corteza pre frontal. Estas regiones influyen en la emoción, el razonamiento y la motivación, por lo que su buen desarrollo sería clave para nuestra relación madre-hijo.
Compartimos células
Sabemos que las embarazadas intercambian células con sus bebés a través de la placenta. Sin embargo, profesionales de la Universidad Estatal de Arizona encontraron que estas unidades morfológicas pueden trasladarse a otras áreas del cuerpo de la gestante y permanecer allí durante años. Los investigadores creen que, en algunos casos, esta transmisión natural que realizamos puede resultar beneficiosa en nuestras madres, contribuyendo por ejemplo a la reparación de tejidos dañados durante la cesárea.
Identificamos su olor
Este sentido se desarrolla minutos después del nacimiento. Una investigación de la Universidad de Nagasaki, Japón, halló que a partir de las primeras horas de vida logramos identificar el olor de la leche de nuestras madres y que al sentirlo podemos calmarnos, incluso en situaciones de angustia.
Pero esta capacidad olfativa también se da en las madres: De acuerdo a un estudio realizado en la Universidad de Hebrew, Israel, luego de pasar la primera hora con sus bebés el 100 por ciento de las madres son capaces de reconocerlos por el olor.
Escucharla reduce nuestro estrés
Científicos estadounidenses encontraron que escuchar la voz de nuestra madre a través del teléfono puede disminuir los nervios que sentimos de igual forma que su abrazo. Según los estudios, mantener este tipo de contacto produce un efecto calmante debido a la liberación de oxitocina en el cerebro, sustancia capaz de reducir los niveles de cortisol -hormona relacionada con el estrés-.