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Debate cultural del sigo XXI

El pasado 17 de diciembre el columnista de El Periódicoimages-25, Roberto Gutierrez,   miembro de FADEP,  escribió sobre la reciente visita a Guatemala de los expertos en temas de familia y políticas publicas, Fernando Pliego y Alejandro Landero.  Copiamos a continuación el artículo:

Recientemente estuvieron en Guatemala dictando conferencias dos expertos mexicanos: los profesores universitarios doctores Alejandro Landero y Fernando Pliego, sobre lo que denominan como “el debate cultural del siglo XXI”. Ambos invitados por la Asociación La Familia Importa (AFI), y por la Asociación Familia, Desarrollo, Población (FADEP).

El doctor Pliego, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, se ha dedicado por años al análisis de los principales tipos de familia que se presentan en la actualidad y de sus consecuencias en el bienestar de niños y adultos, de la sociedad en su conjunto y de la Democracia como sistema. La investigación la sustenta el doctor Pliego en información proveniente de más de 350 publicaciones académicas y oficiales, basadas por tanto en encuestas representativas, la mayoría de tipo censal, que estudian desde hace más de 20 años el tema de la familia y su bienestar en 13 países democráticos. El análisis empírico demuestra en definitiva “que en las democracias lo determinante es el vínculo de pareja entre hombre y mujer”, lo que se explicita con datos por demás contundentes.

El patrón cultural histórico en todos estos países ha sido el de la familia encabezada por parejas casadas en primeras nupcias, quienes se hacen cargo de sus hijos biológicos comunes. Este patrón ha ido cambiando y en la actualidad aunque el patrón histórico es aún mayoritario, han surgido otros tipos: cohabitación libre (un 26 por ciento en Colombia, hasta un 76 por ciento en Australia); familias monoparentales (31 por ciento en los Estados Unidos de América; o incluso personas que viven solas, hasta 40 por ciento en Noruega). Las uniones entre personas del mismo sexo no llegan al uno por ciento en el Mundo.

Lo importante de analizar son las consecuencias de estos otros tipos de familia o formas de convivencia en el bienestar, tanto de las mismas personas como en el de los niños. El hallazgo demuestra con contundencia que en “las sociedades democráticas las familias de tipo diferente tienen consecuencias diferentes”. Las personas casadas y los niños que viven con sus dos padres biológicos tienen mejores niveles de bienestar en los temas que analiza el doctor Pliego: educación, seguridad física, relaciones, funcionamiento de la pareja, salud sexual y reproductiva, salud mental, salud física, ingresos y trabajo, vivienda, adicciones y bienestar subjetivo. Las estadísticas son muy contundentes, escojo algunas: las mujeres en unión libre son sujetas de violencia física en el doble de casos que las casadas, y se llega a femicidios casi cuatro veces más en las uniones libres. Estas parejas en unión libre no comparten sus ingresos en el 24 por ciento de los casos investigados, versus un tres por ciento que no lo comparten las parejas casadas. El abuso sexual contra niños es muy alto en los casos de cohabitación libre: 20 por ciento de los casos reportados, versus un uno por ciento en parejas de casados. La deserción escolar ha sido reportada en México: los adolescentes desertan un nueve por ciento en jóvenes que viven con ambos padres, mientras que el porciento sube al doble cuando viven con mamá divorciada o separada. En las mujeres se triplican las posibilidades de consumo de drogas en aquellas que viven en cohabitación libre versus las casadas.

Por su importancia y trascendencia, coincido en que el debate cultural por excelencia del siglo XXI es el del tipo de familias por su incidencia en el bienestar de niños y adultos. Este es un debate que se centra en que la familia es un hecho social, cuya relevancia no depende de asuntos políticos (de izquierda, de derecha, de conservadores), ni de preferencias. Como hecho social “la familia es la principal institución cultural en todas las sociedades democráticas estudiadas, pues se trata del tema que más interesa y preocupa a la población”. Por tanto, la familia es la institución clave para el desarrollo de un país; al fin de cuentas, la sociedad no es otra cosa que una “familia de familias”. No es un asunto trivial, es sin duda el más estratégico para nuestra sociedad, por cuanto la familia cumple cuatro funciones centrales: transmisora de la cultura, medio de socialización y control, relevo generacional y protección social.

Es recomendable, por tanto, vigilar porque las políticas públicas del Estado guatemalteco contemplen la protección de la familia como el más fundamental y estratégico hecho social.