A principios del 2019, un tanque de pensamiento vinculado al Gobierno de China publicó proyecciones alarmantes respecto al envejecimiento poblacional de tal país (algo que desde hace años se veía venir). Los especialistas señalan como principal consecuencia, la carga social que deberá ser soportada por una fuerza laboral cada vez más reducida. Y es que, aunque por mucho tiempo se viene hablando sobre el invierno demográfico en el mundo (especialmente por tanques de pensamiento y demógrafos), al tema, en general, pareciera que se la ha prestado muy poca atención por parte de los sectores público y privado, y la ciudadanía.
¿Cuáles han sido las principales causas de este problema, según los especialistas, en China?
- Un aumento dramático en la esperanza de vida.
- Una tasa de fertilidad estructuralmente baja.
Con base en estas causas podríamos concluir que China es, quizá, el futuro que le depara a todos los demás Estados, con temporalidades distintas. El aumento en la esperanza de vida y la baja en las tasas de fertilidad, son situaciones que se están viendo paralelamente en Europa y América Latina (aunque a ritmos distintos).
Por tal razón, podemos ver a China como un ejemplo de todo lo que no se debe hacer en temas de demografía y población. Tal y como lo descibren los demógrafos expertos “[…] típicamente una tasa de fertilidad estructuralmente baja, combinada con una esperanza de vida que aumenta rápidamente, es como un cóctel molotov que, inevitablemente, conduce a una población que envejece rápidamente a corto plazo, así como a un grupo reducido de mano de obra a mediano plazo. Esto puede verse exacerbado por la disminución del tamaño de la población, que algunos demógrafos han predicho que podría ocurrir [en China] en solo cinco años.”
Generalmente se considera que este tipo de cosas está a años luz de suceder en países latinoamericanos, especialmente en Guatemala, sin embargo, los datos publicados por el Informe Evolución de la Familia en Iberoamérica 2019, así como los arrojados en el Censo 2018 en Guatemala, nos muestran que nuestra realidad es otra y que podríamos estar siguiendo – de a poquito – los pasos de China y otros países europeos.
Detrás de la problemática en China existen distintos factores (que se ven replicados, actualmente, por distintos países, alrededor del mundo):
- Política de planificación familiar
- Políticas de uno y dos hijos
- Aborto
- Esterilización (muchas veces forzada)
- Uso de anticonceptivos
Tales acciones, más allá de atacar el problema de fondo, únicamente funcionan como parche a corto plazo. Por otro lado, este cortoplacismo alimenta una bomba que tarde o temprano nos explotará en la cara.
Ante estos datos duros y conclusiones, muchos se preguntan, entonces ¿qué hacemos con los “altos niveles de población” y “altas tasas de fertilidad” en ciertas regiones? China también tiene una respuesta:
La investigación demográfica ha demostrado de manera convincente que el desarrollo socioeconómico, en oposición al control de la población a través de medidas coercitivas, es el predictor más poderoso de las tasas de fertilidad. […] China ha elevado a cientos de millones de personas a la clase media; una baja tasa de fertilidad es solo una consecuencia natural de ello.
Por esta razón, como países tercermundistas, o “en vías de desarrollo” como nos gusta llamarle a veces, es urgente y necesario apostarle a la educación, a la generación de empleo y al fortalecimiento de la familia para poder aspirar a vivir en un país desarrollado. Esto sumado a otros factores igual de importantes, tales como el fortalecimiento de las instituciones, la certeza jurídica y la creación de servicios públicos de calidad.
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Fuente: Demographic Changes Ahead For Beijing: Risks And Opportunities – Analysis