
Revisando noticias de demografía, las primeras tres que Google marcaba tenían que ver con la disminución de las tasas de natalidad y el descenso de la población. Noticias todas que hace 50 años nadie hubiera imaginado, o que todavía, al día de hoy, muchos piensan que son alarmistas y exageradas, al menos para sociedades latinas, como Guatemala, donde pareciera que el problema es que las mujeres tienen demasiados hijos.
La primera noticia hablaba de Portugal, afirmando que en el 2017 por noveno año consecutivo la población disminuyó. El Instituto Nacional de Estadística estima que para el año 2080 apenas existirán en el mundo 7,5 millones de portugueses, cuando hoy son 10,3 millones. La tasa de natalidad del país es de 4,8 hijos por cada 1.000 habitantes, la más baja después de Italia. El promedio de hijos de la portuguesa en edad fértil es de 1,3; sin que las medidas para fomentar la natalidad hayan surtido los efectos esperados. La solución podría ser la inmigración pues Portugal es uno de los países que más se ha distinguido por abrir sus puertas a los refugiados provenientes de Siria y otros países árabes. Sin embargo, apenas ha llegado un millar y el 54% abandonó el país a pocos meses de llegar.
Otro caso que se presentaba era el de China, y su inesperado reto demográfico después de dos años de la finalización de la era de la política de hijo único (política que duró casi cuatro décadas y evitó alrededor de 400 millones de nacimientos). Actualmente las tasas de natalidad del país continúan cayendo y son ahora los propios ciudadanos los que se resisten a tener un segundo hijo, asfixiados por las presiones económicas. Según los últimos datos publicados recientemente por la Oficina Nacional de Estadísticas, el número total de nacimientos en China disminuyó en aproximadamente 630,000 durante 2017, en comparación con 2016. Por el contrario, en ese mismo período, el porcentaje de la población de más de 60 años aumentó de 16,7 % a 17,3 %, por lo que la potencia asiática continúa envejeciendo sin parar.
Por último, una tercera noticia comentaba el caso de México y como el bono demográfico que hace unos años era prometedor para el país, hoy en día se está convirtiendo en un lastre demográfico. Lo anterior por no haber sabido invertir adecuadamente en educación y por no haber logrado una activación económica que generara fuentes de empleo. Y es que estos jóvenes que hoy son los “ninis” (ni estudian, ni trabajan) envejecerán sin haber aportado a la generación de riqueza, sin esquemas de jubilación y con enormes necesidades.
En resumen, los retos demográficos son varios y es importante que los países que van detrás se anticipen antes de caer en la misma situación. Guatemala goza hoy de un bono demográfico y es necesario educar a toda esa porción joven de la población. Otra ventaja de Guatemala que debe cuidarse es su “cultura” familiar, pues ante la falta de un sistema de pensiones para la población en general, es la familia quien cuida y sostiene a los adultos mayores, quienes a su vez juegan un importante papel en el cuidado de los más pequeños. Además, se debe cambiar de “chip” pensando que la solución a los problemas de Guatemala está en evitar nuevos embarazos: la tasa de fertilidad ya lleva años cayendo constantemente -actualmente a nivel país esta en 3.0- y si no se actúa estaremos, en el largo plazo, enfrentando los problemas que hoy tiene Portugal y que prontamente tendrá China.