El creciente número de personas que viven con demencia han colocado este malestar como una de las prioridades actuales de la salud mundial, existiendo una necesidad apremiante de identificar los factores de riesgo que pueden modificarse para minimizar los casos de incidencia. Aunque en las últimas décadas hay mas personas con demencia en general, ha habido una pequeña disminución en la incidencia de demencia específica por edad en muchos países desarrollados, lo que sugiere que la exposición diferencial de por vida a factores de riesgo en generaciones sucesivas afecta su riesgo de demencia.
Presentamos un estudio que resume y analiza la evidencia publicada sobre el tema, específicamente se analizan 15 publicaciones que reúnen a mas de 800,000 participantes. El estar casado está asociado a modos de vida más saludables y a una menor mortalidad, y además tiene potencial para afectar el riesgo de demencia al aumentar la interacción social diaria y una mayor vida social.
El análisis encontró que las personas que están solas toda la vida tienen un riesgo 42% más alto y las personas viudas un riesgo 20% mayor de desarrollar demencia que aquellas que están casadas. Otros análisis mostraron que una menor educación y peor salud física afectan también el riesgo de demencia en las personas viudas o solteras de por vida. Así pues, la prevención de la demencia en personas solteras debe centrarse en la educación y la salud física y debe considerar el posible efecto del compromiso social como un factor de riesgo modificable.
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