Después de que la edición del 20 de noviembre del periódico de la Ciudad del Vaticano, L´Osservatore Romano, publicara algunos extractos relativos al capítulo que trata el tema de la sexualidad en la entrevista realizada por el periodista alemán Peter Seewald a S.S. Benedicto XVI, varios medios de comunicación tergiversaron las palabras del Sumo Pontífice, aludiendo, y a la vez aplaudiendo, su aprobación al uso del preservativo.
El mencionado periódico, publicó el siguiente párrafo, en el cual el Papa indica que:
Puede haber casos justificados singulares, por ejemplo, cuando un prostituto utiliza un preservativo, éste puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar de nuevo la conciencia sobre el hecho de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Sin embargo, este no es el verdadero modo para vencer la infección del VIH. Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad.
Ante esta situación, el director de la Oficina de la Información de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi S.I. emitió un comunicado, con el fin de aclarar la postura del Papa.
El Papa no reforma o cambia la enseñanza de la Iglesia, sino que la reafirma, poniéndose en la perspectiva del valor y de la dignidad de la sexualidad humana, como expresión de amor y responsabilidad.
Al mismo tiempo, el Papa considera una situación excepcional en la que el ejercicio de la sexualidad representa un verdadero riesgo par la vida del otro. En ese caso, el Papa no justifica moralmente el ejercicio desordenado de la sexualidad, pero considera que la utilización del preservativo para disminuir el peligro de contagio es “un primer acto de responsabilidad”, “un primer paso en el camino hacia una sexualidad más humana”, en lugar de no utilizarlo, poniendo en riesgo la vida de la otra persona. En este sentido, el razonamiento del Papa no puede ser definido como un cambio revolucionario.
La sexualidad, hoy en día, se encuentra trivializada, pues al concentrar el uso del preservativo como el único método útil para combatir las enfermedades de trasnmisión sexual, unicamente se logra reducir la misma al placer y con ello, separar sus dos fines, unitivo y procreativo.
En su viaje a Camerún en el año 2009, el Papa fue criticado, por manifestar que el SIDA no se solucionaba con la distribución de preservativos. Tanto aquella vez, como ahora la postura de S.S. Benedicto XVI, sigue siendo la misma: la humanización de la sexualidad, es decir, vivir esta con responsabilidad. A alguien que ha elegido un estilo de vida como la prostitución no se le puede exigir que viva la fidelidad con su pareja, por lo que un primer acto de responsabilidad es el uso de preservativo, pues la libertad tiene un límite y no todos podemos hacer lo que queramos. Una persona que mantiene relaciones sexuales con distintas personas, está más expuesto a contagiarse del VIH, y al usar el preservativo, no sólo se protege a si misma, si no a la otra persona.
La mentalidad actual da la percepción de que la persona puede actuar como quiera e impera un mal concepto de libertad, reduciendola a la capacidad que tiene la persona de elegir. Lo expuesto por el Papa, refleja, que para determinados casos como el de la prostitución, el uso de preservativos es un primer paso “hacia la moralización para desarrollar la conciencia de que no todo está permitido”.
En varias publicaciones, FADEP ha insistido que antes de impulsar el uso del preservativo para prevenir el Sida, es importante promover la fidelidad y la abstinencia, ya que de otra forma solo se promueve la promiscuidad.