Según el informe “Proyecciones Poblaciones de las Naciones Unidas”, dirigido por John R. Wilmoth, sobre el crecimiento de la población mundial en este siglo, esta irá en aumento a menos que haya una disminución sin precedentes de la fecundidad. Wilmoth aseguró que según los modelos del cambio demográfico derivados de la experiencia histórica, se calcula que la población mundial será de entre 9.500 y 13.300 millones de personas en 2100.
El principal motor de dicho crecimiento es una previsión del aumento en África. Se espera que el número actual del continente –de 1.200 millones de personas– alcance entre los 3.400 millones y 5.600 millones de personas a finales de este siglo. El crecimiento de la población del continente se debe a los altos niveles de fertilidad y la reciente desaceleración en el ritmo de descenso de la fecundidad. En algunos países africanos, la disminución de la TGF parece haberse estancado, como en Nigeria, el país más poblado del continente. Wilmoth apuntó que aunque hay una considerable incertidumbre acerca de las tendencias futuras, hay una probabilidad del 90% de que la población de Nigeria supere los 439 millones de personas en 2100, lo que es casi 2,5 veces su tamaño actual.
Wilmoth subraya que Asia, con una población actual de 4.400 millones de personas, es probable que siga siendo el continente más poblado. Se espera que alcance su punto máximo a mediados de siglo alcanzando los 5.300 millones, para luego descender hasta los 4.900 millones a finales de siglo.
En resumen, la investigación afirma que en África seguirá el aumento de la población, mientras que en América Latina la gente vivirá más años, los jóvenes tardarán más en tener hijos – o no tendrán hijos-, lo que hará más estrecha la base de la pirámide poblacional, donde se ubica a los niños y jóvenes; mientras que se hará más ancho el estrato de adultos maduros y mayores.
El informe de la ONU también examina el nivel de envejecimiento de la población en los diferentes países. Una de estas medidas es el coeficiente de Relación de Apoyo Potencial (PSR, por sus siglas en inglés), que es igual a la cantidad de personas entre 20 y 64 años dividida por el número de personas de entre 65 años o más. Está considerado con frecuencia como el número de trabajadores por jubilado. Japón tiene actualmente el PSR más bajo (2.1), seguido de Italia (2.6). Destaca la situación de México al ser uno de los países cuya pirámide poblacional variará más en el sigo XXI: Actualmente hay 8.7 mexicanos económicamente activos por cada adulto mayor de 65 años, pero se calcula que en el año 2100 sólo habrá 1.4 mexicanos económicamente activos por cada adulto mayor de 65 años residente en el país.
Además de publicar los resultados de la investigación, la ONU pone a la disposición una página con archivos de datos, mapas y la posibilidad de los usuarios de consultar los datos de manera interactiva. También pueden consultarse las fuentes que se utilizan para los datos de cada país. Al buscar los datos de Guatemala obtenemos lo siguiente:
También se dan datos poblacionales por sexo y rangos de edad. Llama la atención que pese al aumento de población esperado para Guatemala la edad media muestra una clara tendencia al aumento lo que significa una variación de la pirámide poblacional hacia el envejecimiento. Ello concuerda con los datos presentados también en el informe de la tasa de fertilidad (número de niños por mujer): 6.2 en el período 1975-1980, 5.15 en 1990-1995, 3.03 en 2015-2020, 2.64 en 2025-2030, 2.19 en 2045-2050 y 1.83 en 2095-2100. Este escenario, unido al aumento positivo de la esperanza de vida de 63.6 en 1990 a 72.6 en 2015 y 85.4 en 2100, implica sin duda un cambio radical para la familia guatemalteca, que tendrá menos hijos pero más adultos mayores que cuidar. Ante estos datos muchos afirman que no son ciertos y niegan que en Guatemala el tamaño de la familia esté disminuyendo y por ello se empeñan en seguir con campañas que buscan disminuir la fertilidad, como si automáticamente eso fuera a sacar al país de la pobreza. Las fuentes utilizadas para los datos de Guatemala se presentan al final.*
Basta con observar la situación de las nuevas familias y se percibe la disminución en el número de hijos (claro, hay familias aun con un número elevado pero hoy en día son la excepción). Es importante reconocer que la tasa de fertilidad no esta directamente relacionada con el desarrollo si no se tienen las condiciones de salud y educación necesarias para tener un capital humano que genere riqueza para el país.
Por último, el informe presenta datos de mortalidad materna los cuales presentan una tendencia a la baja: 54.8 en 1990-1995, 18.7 en 2015-2020 y 4.1 en 2045-2100.
La pregunta sería, ¿qué hacer ante estos escenarios? Lo más importante, fortalecer la familia. Que no exista miedo a los hijos pues los niños, criados en un óptimo ambiente, son la esperanza de un mejor futuro. John R. Wilmoth indicó que, en los países donde las tasas de fertilidad todavía son altas, es necesario mejorar la salud materno-infantil, la educación y crear modelos de crecimiento económico sustentable. En los países que tienen más adultos mayores hay que pensar en los sistemas de ahorro, jubilación y salud que, en caso de no cuidarse, podrían provocar desajustes económicos graves cuando haya más jubilados que trabajadores activos. Por ultimo Wilmots añade en un correo electrónico: “Aunque las proyecciones globales no deben suscitar alarma, debemos reconocer que la concentración del crecimiento poblacional en los países más pobres entraña un conjunto diferente de desafíos, porque dificulta aún más la erradicación de la pobreza y la desigualdad, el combate al hambre y la desnutrición, y el acceso a la educación y los sistemas de salud”
* Población total: estimada para ser coherente con los censos de 1950, 1964, 1973, 1981, 1994, y 2002 ajustados por subempadronamiento, y con las estimaciones de las tendencias posteriores de la fecundidad, la mortalidad y la migración internacional.
Fertilidad total: Sobre la base de: (a) los datos oficiales de registro de los nacimientos según la edad de la madre a partir de 1955 hasta 2013; (b) las estimaciones de la Encuestas Nacionales de Salud Materno Infantil 1987, 1995, 1998-1999, 2002 y 2008/09 (ENSMI), (c) estimaciones de la Encuestas Nacionales Socio-demográficas 1987 y 1989 (ENSD), y el 1978 Encuesta Nacional de Fecundidad; y (d) las estimaciones de los censos de 973, 1981, 1994 y 2002 los censos.
Mortalidad infantil: Basado en: (a) los nacimientos registrados por edad de la madre y la población femenina a mediados de año subyacente por edad hasta el 2013; (b) las estimaciones de la Encuestas Nacionales de Salud Materno Infantil 1995, 1998-1999, 2002 y 2008/09 (ENSMI); (c) las estimaciones de la Encuestas Nacionales Socio-demográficas 1987 y 1989 (ENSD); (d) las estimaciones de los censos de 1950, 1964, 1973, 1981, 1994 y 2002; (e) estimaciones de UNICEF, publicados en 2014.
La esperanza de vida al nacer: Sobre la base de: (a) las muertes por edad y sexo y la población a mitad de año subyacente por edad y sexo hasta el 2013 ; (b) Las tasas de mortalidad por edad y sexo específico de la Encuestas Nacionales de Salud Materno Infantil 1995, 1998-1999, 2002 y 2008/09 (ENSMI); (c) las tasas de mortalidad por edad y sexo específico de la Encuestas Nacionales Socio-demográficas 1987 y 1989 (ENSD); y (d) las tasas de mortalidad por edad y sexo a partir de los censos de 1950, 1964, 1973, 1981, 1994 y 2002. El número de muertes fue ajustado utilizando el método de crecimiento de balance.
La migración internacional: Basado en: (a) información sobre las poblaciones de origen extranjero de los censos y los registros de los países de América Latina, España y Estados Unidos de América, (b) las estimaciones derivadas como las diferencias entre el crecimiento de la población general y el aumento natural a través de 2002, y (c) los datos del Programa de Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA).