Finalizando el mes de septiembre, protagonizado por las fiestas de independencia, es oportuno conmemorar la historia de nuestro país, así como visibilizar su presente y proyectar un futuro próspero para todos los guatemaltecos; lo cual hace necesario precisar con datos cada factor que determina su desarrollo.
El término “Desarrollo” es frecuentemente replicado en diversos contextos y perspectivas, por lo cual, resulta complicado limitarle a una conceptualización. Por varias décadas éste se entendía prácticamente como un sinónimo de crecimiento económico, hasta la Cumbre Mundial Sobre Desarrollo Social (1995) cuando, por primera vez se reconoce en un documento oficial la significación del Desarrollo Social y el bienestar de la humanidad; en ella, la Comunidad internacional se compromete a crear un entorno económico, político, social, cultural y jurídico que permitiera lograr un desarrollo social integral.
Ahora bien, en el transcurso de los años, ha existido una variedad de propuestas sobre el enfoque del concepto de “Desarrollo” y los factores que debe comprender el mismo. Sin embargo, el provisto por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, es el más preciso en función del presente tema:
“El Desarrollo Humano es un proceso mediante el cual se amplían las oportunidades de los individuos, las más importantes de la cuales son una vida prolongada y saludable, acceso a la educación y el disfrute de un nivel de vida decente. Otras oportunidades incluyen la libertad política, la garantía de los derechos humanos y el respeto a los mismos.”
PNUD, 1990
Concentrándonos en Guatemala, el documento Indicadores de las Prioridades de Desarrollo, 2022, detalla el contexto actualizado del país en base a las Diez Prioridades Nacionales de Desarrollo (PND) establecidas dentro del período 2020-2024. A un año de su término, mencionaremos algunas cifras relevantes para un análisis cuantitativo del desarrollo de Guatemala.
Según la Política General de Gobierno, para el año 2023 se redujo la pobreza general en un 9.3% y la pobreza extrema un 5%. Otro dato favorable para el bienestar de la población guatemalteca es el aumento de la proporción del gasto público en servicios esenciales, es decir, salud, educación y protección social de 37.51% en 2020 a 43.67% en 2021.
La seguridad alimentaria muestra un escaso avance según estimaciones realizadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, las cuales denotan un avance del 3.7% al año 2020 en la prevalencia del retraso de crecimiento entre la niñez menor a los 5 años en Guatemala. Así mismo, el porcentaje de prevalencia de la subalimentación a nivel nacional muestra una reducción de 0.7% para el 2020 según la misma fuente.
El acceso a oportunidades laborales y los canales de inversión son aspectos fundamentales en el fomento de un desarrollo integral en el país. La tasa de población guatemalteca desempleada es relativamente baja: 2.2 por cada 100 personas de la Población Económicamente Activa (PEA) sin embargo, el 70.8% de la PEA labora en el sector informal según datos del Ministerio de Trabajo; lo cual les dificulta contar con ingresos estables así su capacidad de ahorro e inversión y tener acceso al sistema de seguridad social del país.
Por último, el acceso y la calidad de la educación es un factor determinante para que cada ciudadano y la sociedad en general amplíen sus oportunidades de desarrollo. En Guatemala es preocupante que la tasa de cobertura disminuye en cada nivel escolar, en el 2021 la tasa neta de cobertura en nivel primaria por cada 100 niños en edad escolar es de 94.9%; en el ciclo básico disminuye a 48% y a 25% en el ciclo diversificado.
Un desarrollo integral involucra el adecuado funcionamiento de diversos factores que aseguren el bienestar de la población actual y de las siguientes generaciones. Frente a un nuevo período de gobierno y con cifras que muestran no sólo desafíos, sino también oportunidades que nos permiten visualizar una Guatemala más próspera, tomemos responsabilidad en el desarrollo del país, involucrémonos en la toma de decisiones que determinan su futuro y, en cada uno de nuestros hogares, fomentemos valores que contribuyan a su prosperidad.