Presentamos una investigación que reafirma el hecho que toda vida humana vale y que todo ser humano posee igual dignidad, ya sea que goce o no de salud plena.
“La muerte es constitutiva a la naturaleza humana y por ello tiene que acontecer de forma natural. Pero hay dos realidades que, principalmente, la falsifican: la eutanasia y la obstinación terapéutica. Dos opciones erróneas que no aceptan la realidad humana de la muerte (la primera adelantándola y la otra retrasándola). Desde el punto de vista filosófico y ético ambas son rechazadas, porque atentan contra la dignidad humana al final de la vida.”
El artículo analiza varias situaciones que se presentan al final de la vida y rechaza las distintas denominaciones que recibe la eutanasia, sea o no a petición de la misma víctima. Adicionalmente, aclara que no debe confundirse la eutanasia con la sedación: en el primer caso, la aplicación de “fármacos” implica acabar con la vida del enfermo, en cambio, en el caso de la sedación, la administración de los mismos pretende que el paciente no sufra y que su muerte acontezca de forma natural.
El enfermo tiene que morir por su enfermedad, nunca por falta de cuidados. En FADEP coincidimos con la conclusión de este artículo: “Una sociedad verdaderamente solidaria debe centrar sus esfuerzos para ayudar a morir con dignidad a quien está llegando al final de su vida: cuidándolo de tal manera que no le quepa la menor duda de que, aunque esté muy deteriorado por la enfermedad que padece, no ha perdido ni un ápice de su dignidad.”
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