El pasado 22 de marzo, el diario español, El Confidencial publicó un artículo sobre el descenso del matrimonio en España basado en los últimos datos registrados por el Consejo General del Poder Judicial que señala que hay menos uniones matrimoniales y más divorcios. Las estadísticas registran que el año pasado hubo un total de 7.041 separaciones y 126.400 divorcios. En otras palabras, 133.441 parejas decidieron terminar su vida en común.
El boom del divorcio llegó en el 2005 con la regulación de Ley 15/2005 con la cual dejo de ser necesaria la previa separación y los plazos fueron acortados, llegando a establecer lo que se conoce como “divorcio express”. Aunado a ello la cohabitación ha ido en aumento y ahora muchas parejas deciden hacer su vida en común sin contraer matrimonio.
El artículo indica que la causa de esta situación se debe a la crisis económica que ha tenido un claro efecto en este fenómeno por el elevado precio que supone celebrar una boda. Y por otro lado, hay un factor sociológico fundamental porque hace años el hecho de contraer matrimonio era un símbolo de estatus social que ha ido perdiendo fuerza en la actualidad. Sin embargo, es necesario resaltar que en el matrimnio no importa tanto la celebación de la boda como el acto en sí y que esta instiución humana no es una reliquia del pasado que pasa de moda. El matrimonio es una insitución fundamental para el bien comun de la sociedad y, por lo tanto, necesaria. Es importante que se redescubra el valor de la vida matrimonial para la pareja, los hijos y para la sociedad; siendo vital que los adultos jóvenes pierdan el miedo al compromiso, que encuentren el apoyo necesario para conformar una familia estable, que logren una adecuada conciliación entre trabajo y familia, que pierdan el miedo a los hijos, que sepan que los bienes materiales no lo son todo, y que sepan que si bien no todo será color de rosa en el matrimonio, luchar por la estabilidad familiar y la consecuente felicidad vale la pena.