El pasado mes de febrero se publicó una nueva edición del Journal of Marriage and Family, dando a conocer que en Estados Unidos las relaciones de los adultos jóvenes que conllevan una vida sexual activa, son frecuentemente de corta duración. Los autores de la investigación son la demógrafa Sharon Sassler (Cornell University), Katherine Michelmore (University of Michigan) y Jennifer Holland (University of Southampton).
El estudio tomó datos de la Encuesta de Crecimiento Familiar 2006-2010 de Estados Unidos, restringiendo la muestra a los adultos entre 18 y 39 años que iniciaron una relación sexual, con una pareja del sexo opuesto, en los 12 meses anteriores a la encuesta (se excluyeron aquellos pocos que iniciaron su relación sexual como fruto de contraer matrimonio).
El objetivo era averiguar qué proporción de las nuevas relaciones sexuales (1) terminaron en ruptura sin que existiera cohabitación, (2) se mantuvo intacta, pero no condujo a la cohabitación, o (3) condujo a la cohabitación al momento de la encuesta.
El descubrimiento principal fue que entre los adultos jóvenes que iniciaron una relación sexual en los últimos 12 meses, la mitad había acabado su relación sin llegar a vivir junto a su pareja. Un 27% cohabitaba con su pareja y un 23% aún mantenía relaciones sexuales sin formalizar la relación o pasar a la cohabitación .
Los resultados varían según la edad, raza y estructura familiar de los encuestados. Específicamente, aquellos entre 18 y 20 años enfrentan riesgos mucho más altos de disolución de la relación. En el caso de la estructura familiar, se encontró que los que habían vivido con un padrastro o ningún padre biológico en la adolescencia eran aproximadamente 2,5 veces más propensos a comenzar a cohabitar con una pareja nueva, en comparación con aquellos que vivían en familias de padres casados. Los adultos jóvenes que crecieron con un solo padre, sin embargo, no eran más propensos a cohabitar que ellos. Aquellos cuyas madres tenían estudios universitarios mostraron una mayor probabilidad de permanecer en una relación de citas – con actividad sexual, sin cohabitar-, en relación con aquellos cuyas madres tenían una educación secundaria o menos.
¿Por qué interesan estos datos? ¿A quien le importa? Si no hay hijos de por medio, ¿Importa que las relaciones “románticas” o de vida sexual activa terminen o continúen? Esta misma pregunta se hicieron los autores del estudio y su respuesta es: “Si el objetivo eventual de la persona es un matrimonio duradero y feliz, encones la respuesta es que sí importan estos comportamientos.” El artículo hace mención a estudios que demuestran que las parejas que salieron por períodos largos antes de cohabitar, mostraron mayor estabilidad en el largo plazo que aquellas parejas que cohabitaron más rápidamente. El iniciar a vivir con la pareja al poco tiempo de inciar la relación ha sido asociado con más conflicto y menores niveles de satisfacción de la relación. El tener múltiples parejas sexuales antes del matrimonio predice una menor calidad de la relación y un mayor riesgo de divorcio, sobre todo para las mujeres.
Así pues, los autores concluyen que las experiencias vividas en una relación sí tienen implicaciones a largo plazo. Vale la pena mencionar que si bien estos datos se refieren a la realidad de Estados Unidos, el comportamiento del ser humano no varía mucho de un lugar a otro y las relaciones de causalidad pueden ser aplicadas a la realidad guatemalteca o de otros países. En Guatemala, la Encuesta Nacional de la Juventud 2011 reveló que un 58% de los jóvenes tuvo su primera relación sexual entre los 15 y los 18 años. Sin duda alguna, muchas de estas relaciones terminaron en un período corto de tiempo y el hecho que inicien su vida sexual a tan corta edad hará que tengan múltiples parejas antes de contraer matrimonio. Todos estos comportamientos no solo afectan a los jóvenes en la actualidad sino que tendrán consecuencias en el largo plazo; en la calidad de los matrimonios que vayan a fundar y en las familias que en el futuro formaran. Y siendo la familia la base de la sociedad, es importante preparar a los jóvenes para que puedan llevar un buen matrimonio y sepan el verdadero sentido del amor y de la sexualidad.
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jomf.12289/abstract