Se ha demostrado que diversos factores han incidido en la creciente tendencia de ruptura familiar. Gary Becker fue de los pioneros en hablar de la economía del matrimonio, al enfatizar los beneficios de la pareja como “unidad productiva”, con división de trabajo y economías de escala. Recientemente algunos economistas se han enfocado en analizar el divorcio debido al gran numero de aumento de divorcios.
En marzo del 2008, los economistas Alberto Chong y Eliana La Ferrara, del BID, llevaron a cabo una investigación en Brazil (Soap Operas and Fertility: Evidence from Brazil) donde encontraron que “enamorarse de un galán o de una heroína de telenovela puede ser más peligroso de lo que parece”. Específicamente, encontraron una alta correlación entre la disponibilidad del canal que transmite la mayor parte de telenovelas en Brasil y la tasa de divorcios en las ciudades de ese país. Un artículo publicado recientemente afirma que hay un antes y un después y que conforme entra la señal al municipio se disparan los divorcios.
Este año, los economistas Jeremy Greenwood y Nezih Guner afirmaron que el avance tecnológico también ha influido en el aumento de los divorcios. En su investigación afirman que el aumento del fracaso matrimonial es consecuencia de la irrupción de tecnología hogareña (por ejemplo el microondas), que permitió que más mujeres se volcaran al mercado formal de trabajo y que a los solteros se les hiciera más fácil mantener un hogar en soledad.
Sin embargo, como sigue afirmando el artículo publicado en El Clarín, “el dato más curioso en esta materia lo hallaron los economistas Gordon Dahl, de Rochester y Enrico Moretti, de la UCLA: las parejas que tienen hijas sufren más probabilidades de divorciarse que aquellas que crían varones.” Esta diferencia ha mostrado ser estadísticamente significativa en todo el mundo y aunque se han buscado muchas explicaciones a este comportamiento, a la fecha ninguna especulación a logrado explicar el fenómeno satisfactoriamente.