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Las ayudas a las familias pobres no fomentan la natalidad

pobreza

Latinoamérica se caracteriza por tener una población mayoritariamente joven, situación contraria a Europa donde el envejecimiento poblacional es palpable.  Esto hace que muchos pasen por alto el hecho que las tasas de natalidad en la región latinoamericana han descendido considerablemente y con ello muchos países enfrentarán en un corto-mediano plazo el problema del envejecimiento.

Un mito que se ha propagado en éstos últimos años despues de haberse implementado las ayudas a familias pobres, es que debido a ello  la natalidad ha ido en aumento, y es algo totalmente irreal. El ministro de la provincia argentina de Neuquén, Alfredo Rodríguez realizo un análisis, publicado en el diario El País, de las transferencias condicionadas otorgadas a las familias de escasos recursos en los países latinoaméricanos y en ningún país han aumentado los nacimientos sino que ha sucedido lo contrario.

El análisis de cada páis es el siguiente:

  • En Argentina, la asignación universal por hijo fue creada en 2009 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Desde entonces, la tasa de natalidad en este país se mantuvo en 17 nacidos vivos por cada mil habitantes, según datos oficiales reunidos por el Banco Mundial.
  • En Brasil, la Bolsa Familia fue instaurada en 2003 por el entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva. La tasa de natalidad era de 19. En 2012, último año con datos disponibles, había bajado a 15.
  • En 2002 el Gobierno del socialista Ricardo Lagos creó el programa Chile Solidario, que fue reformado y ampliado por el del conservador Sebastián Piñera diez años después con el nombre de Ingreso Ético Familiar. Hace 12 años, la tasa de natalidad chilena era 16. En 2012, 14.
  • En Colombia, el Gobierno del conservador Andrés Pastrana creó en 2001 el plan Familias en Acción y diez años más tarde el del centroderechista Juan Manuel Santos fundó el Ingreso para la Prosperidad Social. En 2001, la tasa de natalidad era 23. En 2011 y 2012, 19.
  • En Ecuador, el Gobierno del exmilitar Lucio Gutiérrez estableció en 2003 el Bono de Desarrollo Humano. La tasa de natalidad ahora es de 21. Hace 11 años ascendía a 24.
  • El Salvador creó en 2005 el plan de Comunidades Solidarias Urbanas y Rurales. Gobernaba entonces el derechista Antonio Saca. La tasa de natalidad era de 21. En 2012 había bajado a 20.
  • En México, el plan Oportunidades fue idea del Gobierno de Ernesto Zedillo, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en 1997. Nacían entonces 26 niños vivos por cada mil habitantes. Ahora suman 19.
  • En 2006, el Gobierno de Martín Torrijos, socialdemócrata, fundó en Panamá la Red de Oportunidades. La tasa de natalidad era de 22. Ha bajado a 20.
  • En Paraguay, en 2005, el entonces presidente Nicanor Duarte, del conservador Partido Colorado, instauró el plan Abrazo cuando la tasa de natalidad era de 26. Ahora es de 24.
  • También en 2005 Perú creó el programa Juntos. Gobernaba el centrista Alejandro Toledo y nacían en aquel tiempo 22 niños por cada mil habitantes. La cifra ha descendido a 20.
  • En Bolivia, el presidente Evo Morales concibió en 2006 el Bono Juancito Pinto, en honor al niño de 12 años que participó como tamborilero en el Ejército de este país en la Guerra del Pacífico (1879-1883) contra Chile. Desde entonces la tasa de natalidad se ha reducido de 28 a 26.
  • En Honduras, el Programa de Asignación Familiar se había inventado en 1990, cuando gobernaba el nacionalista Rafael Callejas. Entre aquel año y 2012, la natalidad ha bajado de 38 a 26.
  • En 2005, el entonces Gobierno del socialista Tabaré Vázquez, estableció la Tarjeta Uruguay Social. Los nacimientos por cada mil habitantes se han mantenido desde entonces en 15.

Como vemos estos índicadores de natalidad contradicen a quienes piensan que los beneficiarios de estas subvenciones se dedican a procrear para conseguir más ayudas.  Es más, la disminución de las tasas de natalidad en la región es algo a lo que hay que ponerle atención.

Es un hecho que todos los programas sociales son de gran beneficio para las familias, es una medida inmediata a una situación de pobreza.  Sin embargo, no es una solución a largo plazo pues no crea las condiciones para que las familias salgan de esa situación sino que muchas veces deja a las personas en una situación de dependencia, llegando el Estado a tomar un papel paternalista.   El dar esas ayudas está bien, pero deben implementarse medidas que mejoren las condiciones a largo plazo, como brindar  una educación de calidad para que el futuro de esos niños sea mejor y fomentar que las familias permanezcan unidas para que puedan gozar de todos los beneficios que ello implica.