El pasado 13 de octubre, The Atlantic publicó un artículo que comenta sobre lo bien que les fue a muchos jóvenes estadounidenses durante el confinamiento. El autor lo adjudica a que, probablemente, esto es consecuencia de la oportunidad que han tenido de dormir más y el aumento de pasar más tiempo de calidad en familia.
El artículo menciona que, a diferencia de muchos adultos que durante la cuarentena sufrieron de ansiedad y otros males parecidos, para comprender mejor las experiencias de los adolescentes durante este momento, realizaron una encuesta a 1,523 adolescentes estadounidenses -entre mayo y julio de este año-, preguntando sobre su salud mental, tiempo en familia, sueño, uso de la tecnología y opiniones sobre las protestas relacionadas con temas de raza y la policía. En dicho instrumento, evaluaron el bienestar mental utilizando cuatro indicadores: satisfacción con la vida, felicidad, síntomas de depresión y soledad. Luego, compararon las respuestas de los adolescentes de 2020 con las respuestas a preguntas idénticas de una encuesta similar en 2018.
Los resultados fueron de grata sorpresa para los investigadores: la salud mental de los adolescentes no sufrió colectivamente durante la pandemia cuando se comparan las dos encuestas. El porcentaje de adolescentes que estaban deprimidos o solos, fue en realidad más bajo en 2020 que en 2018, y el porcentaje que estaba infeliz o insatisfecho con la vida fue levemente más alto. El artículo menciona que este panorama, relativamente positivo para la salud mental, ocurrió a pesar de muchos de los desafíos que enfrentaron los adolescentes encuestados. Casi uno de cada tres adolescentes (29%) conocía a alguien diagnosticado con COVID-19. Más de uno de cada cuatro (27%) dijo que un padre había perdido su trabajo y exactamente uno de cada cuatro estaba preocupado porque sus familias tuvieran suficiente comida para comer. Casi dos tercios (63%) estaban preocupados por contraer el virus y dos tercios preocupados por no poder ver a sus amigos.
¿Por qué la salud mental de los adolescentes fue estable, o incluso mejor, durante la pandemia?
Algunos de los descubrimientos e hipótesis arrojadas por los investigadores, son las siguientes:
- Más y mejor tiempo en familia: El 56% de los adolescentes afirmó que durante el confinamiento pasaban más tiempo hablando con sus padres que antes de la pandemia; el 54% dijo que sus familias ahora cenan juntas con más frecuencia. El 46% informó pasar más tiempo con sus hermanos. Quizás lo más sorprendente es que el 68% de los adolescentes dijo que sus familias se habían vuelto más cercanas durante la pandemia.
- La cercanía familiar se asoció con la salud mental: Solo el 15% de los que dijeron que sus familias se habían acercado durante la pandemia estaban deprimidos, en comparación con el 27% de los que no creían que sus familias se habían acercado.
- El uso de tecnología por parte de los adolescentes no pareció aumentar drásticamente durante la pandemia en comparación con 2018. Los adolescentes en cuarentena pasaron más tiempo conversando por videoconferencias con amigos y viendo televisión, videos y películas en un dispositivo electrónico. Pero pasaron menos tiempo jugando, enviando mensajes de texto y usando las redes sociales.
- Las redes sociales, que son más conectivas, disminuyeron, mientras que la visualización pasiva de televisión y videos durante ese mismo tiempo aumentó. Es posible que los adolescentes hayan estado utilizando la tecnología principalmente como una forma de distracción o para pasar largas horas en cuarentena (ver series, videos, en llamadas con amigos, etc) en lugar de buscar predominantemente una conexión más virtual con los demás (jugando virtualmente, enviando mensajes de texto y/o usando redes sociales.)
En general, el artículo indica que los adolescentes durante la pandemia parecen haber manejado los desafíos de 2020 con resiliencia, sintiéndose cómodos con sus familias y con un ritmo de vida más lento. De hecho, el 53% de los adolescentes dijo que la experiencia los hizo sentir más fuertes y resistentes. Aunque a muchos les preocupa la salud, los factores económicos estresantes y las protestas, estos desafíos aparentemente se vieron compensados por cambios en su estilo de vida, especialmente el aumento del tiempo de sueño y la familia.
Puede consultar el artículo original, en inglés, aquí.