Actualmente la familia se enfrenta a grandes retos sociales, buscando algunos desvirtuar sus esencia. La familia no es un hecho eminentemente “privado”, sino que nos compete a todos y es por ello que no podemos permitir los ataques a la misma. Estos retos van desde el problema demográfico, la inmigración y las crisis de las instituciones educativas hasta el buscar redefenir sus esencia catalogando uniones entre parejas del mismo sexo como matrimonio.
El análisis informativo sobre la familia de Sergio Bernardinelli publicado en la Revista de Educación de la Universidad de Navarra trata de demostrar cómo la familia “tradicional”, fundada sobre la reciprocidad entre géneros y generaciones, sigue siendo la institución que, más que ninguna otra, permite a la sociedad reproducir los presupuestos fundamentales de su libertad y de su positiva individualización.
Como célula primaria de la vida social, la familia parece convertirse, en efecto, en una simple célula, ni si quiera tan importante, de la vida individual. Aumento del número de divorcios, disminución de los matrimonios, aumento del número de personas solteras y de las denominadas “parejas de hecho”, disminución del número de hijos y la procreación médicamente asistida, son realidades que están afectando la realidad de la institución familiar, puesto que se va dejando por un lado la defensa y protección de la familia tradicional, por buscar la portección jurídica de cada persona independientemente de su familia, llevándonos a una concepción individualista, provocada por la cultura moderna.
Es una realidad lo que afirma el autor sobre el hecho que “en la opinión difundida la familia es hoy nada más que un lugar de afectos privados, un vínculo flexible que, en cuanto tal, puede ser tranquilamente pluralizado según los gustos y las inclinaciones individuales. Considerar la familia “una comunidad natural fundada sobre el matrimonio”, que se presenta como el lugar del “hombre” por excelencia y como el lugar donde vienen producidos “capitales sociales” de inestimable valor precisamente por el justo funciona se percibe como un peligroso pre- juicio ideológico-religioso.” De esta forma, el autor va concluyendo que nuestra sociedad, tiende a poner todos los estilos de vida en el mismo nivel, sin privilegiar ninguno. Con esto, sin embargo, nos damos cuenta de la importancia de que en la sociedad se promocione un estilo de vida inspirado en la autonomía, la responsabilidad, la confianza, el respeto hacia los otros, la disponibilidad a asumir cualquier sacrificio en favor de los otros y virtudes similares, sin lo cual ciertamente no se da una comunidad civil digna de su nombre. Es por ello que la sociedad debe fomentar la familia pues ella continúa desempeñando una función crucial, y tal función no es desarrollada del mismo modo por cualquier tipo de convivencia.
Si desea profundizar en el análisis puede hacer clic aquí: La familia como recurso insustituible de una sociedad abierta y plural