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Los padres, los primeros educadores

ParentsFuente: Peter John Mitchel, “Parents, the First Educators”, Mercatornet.com

La mayoría de los padres esperan que sus hijos puedan retrasar la actividad sexual, pero muchos creen que las hormonas, los medios de comunicación o sus compañeros les ganen la batalla. Los resultados de un nuevo estudio ponen en duda la presunción de que los padres quedan en un segundo plano cuando se trata de las opciones de adolescentes en materia de sexo. Haciendo un análisis longitudinal de los datos, el estudio sugiere que el ambiente del hogar que el niño experimenta es de vital importancia a la hora de influir en su actividad sexual posterior.

Incluso antes de que los padres hablen con sus hijos sobre el sexo, están modelando los comportamientos que influyen en cómo los niños toman decisiones en sus años de adolescencia. El nuevo estudio del Instituto de Matrimonio y la Familia de Canadá (CMFI) comparó las respuestas de los padres y sus hijos de seis a once años y luego otra vez ocho años más tarde en la adolescencia.

El estudio encontró que los niños de padres que bebían hasta la intoxicación o fumaban son más propensos a ser sexualmente activos durante la adolescencia. Los hijos de padres que se abstenían de estos comportamientos eran menos propensos a ser sexualmente activos, siendo adolescentes, en comparación con el promedio nacional. Los estudios han relacionado las actitudes del adolescente hacia el consumo de sustancias a las de sus padres. Los jóvenes que toman riesgos con las drogas y el alcohol a menudo están dispuestos a asumir riesgos sexuales. La mezcla de sexo y la intoxicación es un cóctel arriesgado para los adolescentes.

Cómo se organiza la vida familiar en el hogar influye en el comportamiento adolescente. El sociólogo de Rutgers David Popenoe ha llamado a los padres biológicos casados “el estándar de oro para asegurar resultados óptimos en el desarrollo de un niño.” Existen muchas causas de ruptura familiar y las familias a veces se disuelven por razones trágicas. El hecho es que la investigación muestra que las rupturas familiares afectan a los niños. El estudio del IMFC reveló que después de controlar otros factores, los niños y niñas de hogares divorciados o separados son más propensos a ser sexualmente activos.

Gran parte de investigaciones existentes revelan que un estilo de crianza cálido, comunicativo, de apoyo, y constante en la supervisión y el establecimiento de límites, protege a los adolescentes contra las conductas de riesgo, y ayuda a los jóvenes a convertirse en adultos sanos y autónomos. Los hijos de padres que eran inconsistentes con la disciplina o que se enojaban con frecuencia cuando imponían disciplina, tenían más probabilidades que la media nacional a ser sexualmente activos, según el estudio del IMFC. Se encontró que los niños que reportaron estar cerca de sus padres, en particular, de su padre, eran menos propensos a ser sexualmente activos. Ser buenos padres es fundamental para las opciones de conducta posteriores.

No resulta sorprendente que los niños aprenden los valores de sus padres. Los valores se comunican por la palabra y las acciones. Los padres que invierten tiempo en  sus comunidades modelan un comportamiento sociable. El estudio encontró que los padres que no se ofrecían como voluntarios en actividades en favor de su comunidad tenían hijos que eran un poco más propensos a ser sexualmente activos en la adolescencia. Los padres que se dedicaban al voluntariado y asistían a servicios religiosos semanales con sus hijos fueron correlacionados con el hecho de tener hijos adolescentes 40 por ciento menos propensos a ser sexualmente activos. Los niños y niñas que asistían a servicios religiosos semanales eran mucho menos propensos a ser sexualmente activos en la adolescencia.

Los padres siguen siendo el educador principal de sus hijos en materia de sexo. Las actitudes y los comportamientos de los padres durante la infancia influyen en el comportamiento de los adolescentes. Teniendo en cuenta cómo el sexo adolescente se caracteriza en los debates públicos, es de extrañar que los padres  se apiñen en el fondo con los dedos cruzados. Sin embargo, los padres deben ser alentados. Su influencia va más allá de los pares, los medios de comunicación o las hormonas.

Peter Jon Mitchell es Investigador Analista en el Instituto de Matrimonio y la Familia de Canadá, un think tank de reflexión social con sede en Ottawa.