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Oportunidades de mejora en el mercado laboral en Guatemala

El 01 de mayo se conmemora el Día Internacional del Trabajo, y cuán importante es analizar las condiciones laborales de un país con base en sus datos. A veces los números y rankings pueden parecernos abrumadores e incluso decepcionantes. Por lo que hoy queremos concentrarnos en las oportunidades de mejora que tenemos como país en el campo laboral.

Existe mucha data relativa al campo laboral, pero indudablemente en la Organización Internacional del Trabajo (OIT) encontraremos la mayor información y de mejor calidad para analizar. Empecemos por el índice de ocupación, el cual indica cuántas personas están laborando en un período específico de tiempo. Durante la 19º Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo en 2013, la comunidad internacional adoptó la primera definición estadística de la palabra “ocupación”, entendida entonces como el trabajo realizado a cambio de una remuneración o beneficio. Anteriormente, se entendía este concepto desde una perspectiva más amplia, pues incluía actividades no remuneradas, como las de subsistencia. Este cambio es importante, pues ayuda a que los tomadores de decisión tengan una radiografía más exacta del campo laboral.

De acuerdo a la OIT, la tasa de ocupación (o empleo) de Guatemala es de 58.6% y la tasa de dependencia laboral es de 1.5, la cual se utiliza medir la presión sobre la población productiva. Puedes ver los datos aquí.

La tasa de dependencia muestra la relación entre la población que por edad normalmente no forma parte de la población en edad laboral (la parte dependiente de 0 a 14 años y mayores de 65) y la población que normalmente forma parte de la población económicamente activa (la parte productiva de 15 a 64 años).

En Guatemala y la región centroamericana, tenemos varios retos a superar en el campo laboral, especialmente con la inclusión de la tecnología en varias industrias.

En este respecto, un dato interesante a analizar es el índice de teletrabajo, el cual ha evaluado a los países de la región para determinar en cuáles se ofrecen las condiciones más favorables para realizar un trabajo remoto. Las variables analizadas incluyen la infraestructura digital, el nivel de seguridad cibernética, e incluso las situaciones económica y social de los trabajadores.

 

Gráfica propia de FADEP. Fuente:  Statista 2024. Detalles: NordLayer; octubre 2023*; 800 encuestados por país. 

Si comparamos la región centroamericana, podemos ver que Costa Rica y Panamá lideran en el índice de trabajo a distancia, ofreciendo así mucho mejores condiciones para que la población económicamente activa pueda desempeñarse en trabajos remotos dentro de su territorio. Por su parte, El Salvador y Guatemala, ocupan el tercer y cuarto lugar respectivamente.

Esto nos demuestra que una de las oportunidades de mejora en nuestro país es la inversión en infraestructura digital, nivel de ciberseguridad, para que la población en edad laboral en Guatemala pueda optar por más y mejores condiciones para trabajar de forma remota. Esto no solo ayudaría a mejorar el índice de teletrabajo, sino también al bienestar y estilo de vida de los trabajadores, que no tendrían por qué invertir tiempo, dinero y recursos en trasladarse a lugares de trabajo, sin mencionar que con un teletrabajo se puede invertir más tiempo en actividades familiares, de salud y recreación.

Por otro lado, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), presentó en 2020 un estudio titulado “El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe: ¿Cuál es el impacto de la automatización en el empleo y los salarios?”. En dicho estudio, se presenta el porcentaje de trabajadores en ocupaciones en alto riesgo de ser reemplazados por la automatización, entendida como el proceso por el que las nuevas tecnologías reemplazan a las personas en tareas y actividades. Estas nuevas tecnologías incluyen la robótica y la inteligencia artificial.

De acuerdo a este estudio, los pequeños negocios, los adultos mayores y las mujeres son los más vulnerables ante la automatización. Veamos los resultados comparados de la región centroamericana.

Gráfica propia de FADEP. Fuente:  Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estudio “El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe: ¿Cuál es el impacto de la automatización en el empleo y los salarios?”.

El estudio analizó 12 países de la región, siendo Guatemala y El Salvador quienes tienen el mayor porcentaje de empleos vulnerables a ser reemplazados por la automatización. Vale la pena aclarar que esta gráfica demuestra la previsión del BID para el 2025.

En ese mismo estudio, el BID afirma que a pesar que la automatización llegará a reemplazar ciertas tareas y trabajos que una máquina podrá hacer de forma efectiva, no significa necesariamente que habrá menos empleos. Se prevé que se mantengan y se creen nuevos empleos que demandarán habilidades que únicamente los seres humanos tienen y no podrán ser replicadas por la tecnología.

En esta misma línea de razonamiento, el Fondo Económico Mundial publicó un artículo elucubrando precisamente en aquellas áreas, habilidades y trabajos en los que el ser humano deberá capacitarse y así desarrollar nuevas competencias y habilidades que no podrán ser reemplazados por la tecnología. Resumió su publicación en un listado de 10 habilidades humanas no reemplazables por la tecnología, que surgen de cuatro destrezas.

10 principales habilidades humanas irremplazables por la tecnología para el 2025

Gráfica: Gabriela COBA Primicias. Fuente: The Future of Jobs Report 2020. (s.f.) World Economic Forum. 

Podemos entonces concluir que en Guatemala tenemos tres grandes oportunidades de mejora en el campo laboral: la tecnología, utilizándola a nuestro favor desarrollando así una infraestructura digital y con ciberseguridad que pueda catapultarnos al siguiente nivel; el teletrabajo, ofreciendo como país las mejores condiciones para que los trabajadores puedan desarrollarse incluso con empresas internacionales; y la capacitación en las destrezas y habilidades que son irremplazables, que incluyen la innovación, el pensamiento analítico y el uso y control de la tecnología.