Sólo el 12% de adolescentes españoles recibe información sexual de sus padres, según un estudio de la Liga Española de la Educación, denominado Relaciones afectivas y sexualidad en la adolescencia, publicado a finales del año pasado. Los adolescentes han manifestado que sus principales fuentes de información sobre sexualidad son las charlas en los centros educativos, las amistades e Internet, y un mínimo porcentaje de ellos la recibe de sus padres; un 7% cita la experiencia propia e incluso un 17% de los varones las películas pornográficas.
Más de la mitad de los entrevistados señalaron que en las charlas recibidas en la escuela encontraban la información más útil que tenían sobre sexualidad y cuidados de la salud sexual y reproductiva. En cambio, apenas uno de cada diez entrevistados indicaba informarse sobre sexualidad y cuidados de la salud con sus padres. Por el contrario, alrededor de una tercera parte de los adolescentes que sintieron haber expuesto su salud sexual a algún riesgo, acudieron a su madre y padre en busca de ayuda –aunque en mayor medida recurrieron a la madre.
El estudio, de carácter fundamentalmente cuantitativo, se valió de la aplicación de cuestionarios auto-cumplimentados a una muestra de 657 adolescentes de ambos sexos de 14 a 18 años en Madrid, Zamora, Salamanca, Almería y Jaén.
Los adolescentes son víctimas de una sociedad “cargada de sexo” con unos referentes adultos (padres) que no están incorporando en la educación la salud sexual y reproductiva, ha explicado a Efe la directora del proyecto, María Jesús Eresta. Vale la pena mencionar que, aunque el citado estudio se refiere a la sociedad española, lo mismo ocurre en Guatemala y la mayoría de los países, pues si bien los padres debieran ser los principales educadores también en materia de sexualidad, muchas veces no se involucran y son los jóvenes y la sociedad quienes pagan las consecuencias.
El estudio concluye reflexionado acerca de las carencias familiares en la formación en salud sexual y reproductiva que tienen una gran parte de adolescentes, lo cual es un motivo de preocupación. Asimismo resalta que debe proveerse de mejores herramientas a las familias –a través de las escuelas de familias, de espacios en los que participan madres y padres en los centros educativos o de los programas implementados desde las organizaciones no gubernamentales– para que mejoren el desempeño de su rol en el ámbito de la sexualidad adolescente.
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