La crisis económica y fiscal que actualmente viven muchos de los países más ricos del mundo —desde Italia y Japón al Reino Unido y Estados Unidos— tiene su origen, en parte, en cambios estructurales de la demografía. En concreto, se comprueba que las poblaciones de ancianos dependientes están creciendo vertiginosamente, mientras las poblaciones productivas en edad de trabajar se estancan o decrecen en la mayor parte del mundo desarrollado. Estas tendencias demográficas auguran un gran cambio en el panorama de la economía: “importantes incrementos en los niveles de deuda pública y un crecimiento económico más lento”, según los economistas políticos Nicholas Eberstadt y Hans Groth. La publicación del Social Trends Institute, El dividendo demográfico sostenible, afirma que, a largo plazo, la prosperidad de la economía moderna aumenta y disminuye con la familia. Este informe analiza los roles clave que el matrimonio y la fecundidad juegan en el mantenimiento del crecimiento económico a largo plazo, la viabilidad del Estado de bienestar, la cantidad y la calidad de la mano de obra, y la productividad de los grandes sectores de la economía moderna.
¿Por qué son importantes el matrimonio y la fecundidad?
El dividendo demográfico sostenible expone lo siguiente:
1. Los niños criados en familias basadas en el matrimonio tienen más posibilidades de adquirir el capital humano y social necesario para convertirse en trabajadores productivos y estables.
2. Los hombres que se casan y permanecen casados trabajan más y mejor, y ganan más dinero que los solteros.
3. Los países que deseen disfrutar de un sólido crecimiento económico a largo plazo y de la viabilidad del Estado de bienestar deben mantener tasas de fecundidad sostenibles, al menos de dos niños por mujer.
4. Los sectores clave de la economía moderna —desde los productos del hogar a los seguros o la alimentación— suelen obtener más beneficios cuando las parejas se casan y tienen hijos.
¿Qué se puede hacer?
1. Las empresas deberían usar su influencia social para respaldar las campañas a favor de las familias y la educación pública.
2. Los países tendrían que facilitar el acceso a la sanidad y a la educación para fortalecer los fundamentos económicos de la vida familiar.
3. Las políticas deberían apoyar el matrimonio y la paternidad responsable mediante, por ejemplo, créditos a los matrimonios con hijos en el hogar.
4. La política pública y corporativa debería honrar los ideales de las familias trabajadoras, facilitándoles la flexibilidad para conseguir conciliar la vida familiar y laboral según sus necesidades.
El mensaje de fondo de El dividendo demográfico sostenible es que las empresas, los Gobiernos, la sociedad civil y los ciudadanos se verían beneficiados si se fortaleciera la institución familiar —en parte porque la riqueza de las naciones y el comportamiento de los grandes sectores de la economía moderna dependen, en gran medida, del futuro de la familia.
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