El divorcio es un hecho que no sólo afecta a la pareja sino a los hijos. Sin embargo, en los años 90 la idea de que un divorcio “amistoso” puede evitar los efectos perjudiciales de la ruptura en los hijos fue extendida por abogados, terapeutas y consejeros matrimoniales.
En un estudio titulado How Good for Children is the Good Divorce?, publicado en el mes de abril de este año por el Institute for American Values, Norval D. Glenn señala que hay razones sólidas para pensar que algunos de los efectos negativos del divorcio en los niños no se pueden evitar simplemente con padres que se divorcian cooperando y evitando conductas destructivas, especialmente, cuando se trata del rendimiento escolar y de las futuras conductas maritales de lo hijos.
El informe indica que un divorcio “amistoso” jamás será sustituto de una buen matrimonio.Los niños dejarán de ver diariamente a ambos padres, y asimismo los padres podran tener estress debido al hecho de llevar la paternidad por si solos, a las dificultades económicas y al querer buscar una nueva pareja; perjudicando con ello a los niños. Por otro lado, la ciencia social ha demostrado que los niños cuyos padres ser divorciaron bajo buenos terminos, puede estar en peores condiciones que aquellos cuyos padres tienen un matrimonio infeliz.
La evidencia científica nos demuestra que el divorcio afecta a los hijos no importa la forma en que sea manejado por los padres. Los niños necesitan desarrollarse en un ambiente estable, es decir en una familia funcional, y nada mejor que contando con la presencia ambos padres.
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