El pasado 12 de agosto publicamos en nuestras redes sociales una encuesta dirigida a jóvenes guatemaltecos de 18-29 años. El objetivo de la misma era indagar aspectos relevantes en relación a la juventud del país, no buscando generar datos estadísticamente representativos de la juventud guatemalteca, sino con el afán de obtener una pequeña muestra sobre temas que consideramos importantes: Educación, trabajo, problemas y obstáculos cotidianos, familia y visión de futuro, etc.
Generalmente es común encasillar a la juventud como un grupo homogéneo que se deja llevar por las superficialidades y los placeres inmediatos. Por otro lado, los constantes análisis que giran alrededor de los millennials no suelen ser del todo positivos. ¿Cuál es entonces la situación actual de la juventud guatemalteca y a qué aspiran en un futuro cercano? Considerando que nuestros encuestados pertenecen a una clase social media y alta (por la sencilla razón que tienen acceso a internet) los aspectos que más llamaron nuestra atención son las áreas en las que se enfrentan a mayores problemas en sus vidas, así como el anhelo de una familia en un futuro (independientemente de su vida familiar y/o su estado sentimental actual).
La pequeña muestra que recaudamos obtuvo 558 respuestas en total, siendo el 68.1% mujeres y el 31.9% hombres. Los rangos de edad de los participantes se dividieron de la siguiente forma: 18-21 años (62.7%), 22-25 años (26%) y 26-29 años (11.3%). La mayoría residen en el departamento de Guatemala (66.3%), seguido por Quetzaltenango (5.6%). Dentro del departamento de Guatemala el 35.7% viven en la Ciudad de Guatemala, el 13.6% en Mixco y el 5.5% en Villa Nueva.
Otro dato que aporta a la clasificación del estrato socioeconómico son los estudios universitarios, considerando que el 79.6% de los participantes de la encuesta afirman haber estudiado o estar estudiando actualmente en una Universidad (pública o privada). El 36.6% es estudiante o egresado de la Universidad de San Carlos -USAC-, el 11.3% de la Universidad Mariano Gálvez, el 10.7% de la Universidad Rafael Landívar, el 8.9 a la Universidad del Istmo y el 4.3 a la Universidad Francisco Marroquin.
En relación a aspectos laborales, el 59.9% de los jóvenes indican que actualmente no están trabajando. Las razones que expone el 52.2% de ellos es que su prioridad es estudiar, mientras que el 49% indican que no han tenido éxito en la búsqueda de oportunidades. El 41% que sí está trabajando lo hace por necesidad económica y/o para adquirir experiencia profesional. Esta pequeña muestra nos recuerda que existen miles de jóvenes que actualmente están buscando una oportunidad laboral, sin éxito alguno, y que es necesario prestar atención a las necesidades laborales de una gran parte de la población guatemalteca, dispuesta a ser partícipe de la productividad del país.
Debido al poder adquisitivo del grupo de encuestados, quienes la gran mayoría tienen sus necesidades básicas cubiertas, es interesante prestar atención a las áreas en las que los jóvenes se enfrentan a mayores problemas hoy en día. En este inciso los jóvenes tenían la opción de aplicar todos los aspectos que consideraran pertinentes. Un 37.5% indicaron que los mayores retos cotidianos los encuentran en lo relacionado a su vida interior (autoestima, manejo de emociones, inteligencia emocional, etc.), un 33.5% a la vida social (amistad, noviazgo, compañeros de trabajo, etc.) y un 29.9% a la familia. Estos resultados son importantes especialmente para los padres de familia, guías y/o docentes, quienes deben considerar las medidas a tomar para fortalecer y apoyar a los jóvenes en sus carencias. Es evidente que, aunque no exista una gran necesidad económica o de asuntos básicos por parte de la juventud encuestada, sí existe una deficiencia en temas de afectividad, relaciones personales, salud mental, así como inteligencia emocional. La mejor manera de erradicar estos males es tratándolos en lo más íntimo del núcleo familiar, ya que es el principal lugar de donde está surgiendo la carencia. Padres de familia, guías, líderes y docentes deben trabajar en equipo para subsanar las carencias de los jóvenes.
Otro aspecto importante que vale la pena destacar, es la información que proporcionó la encuesta en cuanto a expectativas de matrimonio y vida familiar. Independientemente de la situación sentimental actual (ya que el 66.5% de los jóvenes participantes son solteros) y de la experiencia previa de la vida familiar (tomando en cuenta que el 24.5% viene de un hogar en donde los padres de familia están separados o divorciados) el 75.8% se ve dentro de un matrimonio en un futuro y el 78.8% anhela tener hijos (el 85.7% entre 1-3, el 10.7% entre 3-5 y el 3.6% quisiera 5+ hijos). Estos resultados nos exigen prestar atención a la gráfica anterior, e invertir tiempo y esfuerzo en la formación y educación que estamos brindado a la juventud guatemalteca que tiene otras necesidades por cubrir. Si creemos que es necesario fortalecer a la familia para impactar positivamente la sociedad, es importante prestar atención a las personas que están formando y formarán las nuevas familias guatemaltecas.
Nos parece importante recalcar que las necesidades de la juventud guatemalteca son amplias y distintas, según el segmento que se analice. Es importante, urgente y necesario seguir trabajando por cubrir las necesidades básicas de la mayoría de niños y jóvenes que viven en la precariedad, pobreza y con limitaciones severas, sobre todo en aspectos alarmantes como el acceso a agua potable y alimentación saludable (desnutrición crónica) y la falta de educación de calidad. No obstante, no podemos obviar y olvidar que existe un segmento en el país que, si bien tiene cubiertas sus necesidades básicas, padece de carencias intangibles y muchas veces poco visibles.
Una mejor sociedad está compuesta de mejores personas; personas resilientes y proactivas que buscan trascender, impactar positivamente el desarrollo del país a través de sus conocimientos y trabajo, construir relaciones estables y formar hogares sanos y fuertes.