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Rusia frente a una catástrofe demográfica

El pasado mes de septiembre la Agencia de Información Internacional de Rusia, RIA NOVOSTI publicó una entrevista realizada al director del Instituto de Demografía, Migración y Desarrollo regional, Yuri Krupnov, sobre la catástrofe demográfica que puede llegar a enfrentar el país si no se empiezan a tomar las medidas necesarias para evitar la caída del crecimiento poblacional, tomando en cuenta que se espera que para finales de siglo haya una reducción a la mitad de la población actual y la desaparición de los rusos de la historia.

En en este año Rusia ha aumentado su natalidad, lo cual es una buena noticia en vísperas del desplome demográfico y posterior catástrofe que enfrentara, según aseguró el experto. Este aumento se debe gracias a la introducción  del “capital maternal”  que consiste en una ayuda económica por maternidad. Sin embargo ello no es suficiente para enfrentar el problema que se vislumbra.

El director explica que para frenar el envejecimiento poblacional y su consecuente disminución, es necesario tomar ciertas medidas políticas como:

Primero, aumentar el “capital maternal”, convirtiéndolo en una ayuda a la familia para que no contribuya al desmoronamiento del núcleo familiar, vistos los serios problemas existentes en Rusia con el estatus de la joven población masculina. Junto con esta ayuda, hay que estimular el nacimiento del tercer y el cuarto hijo en las familias, entregarles parcelas bien comunicadas, y viviendas modernas y confortables que les saldrán prácticamente gratis.

Segundo, hay que tomar medidas drásticas para el desarrollo de pequeñas urbes y regiones de Rusia, apostar por la urbanización de pueblos, construcción de viviendas de pocas plantas en territorios extraurbanos y no megapolis, que es destructivo y muy propio de Estados del llamado “tercer mundo”.

Tercero, no hay que tener miedo de fijar objetivos como llegar a un 1.000 millón de habitantes en los próximos dos centenarios, porque serán precisamente las civilizaciones con este número de habitantes las que para mediados del siglo determinen el rumbo de las políticas y económicas del mundo. En el siglo XXI, Estados Unidos llegará a 500-700 millones de habitantes, mientras la civilización iberoamericana, a 1.000 millón, por no hablar de China y la India.

Yuri Krupnov concluye exhortando la creación de  proyectos ambiciosos y programas de desarrollo demográfico basados en el culto de la familia numerosa, que harán de detonante para una revolución demográfica.

Es necesario seguir fortaleciendo la institución familiar, base de la sociedad. Los gobiernos deben continuar impulsando políticas que beneficien a las familias, pues lo hijos que nacen de ellas son el futuro de las naciones. Es positivo ver como este país busca incentivos para aumentar su población y así poder enfrentar los problemas ocasionados por el decrecimiento poblacional.