Un estudio de la Universidad de Groningen en Holanda, publicado recientemente por la revista American Sociological Review, encontró que cuando una pareja tiene hijos, crece el deseo entre su grupo de amigos de tener un bebé.
El informe evidencia, según explica una de sus coautores, Nicoletta Balbo, que: “las decisiones de fertilidad no solo se ven influidas por las características y preferencias individuales, sino también por la red social en la que están inmersas las personas”. Este es el primer estudio que demuestra la influencia que tienen sobre los jóvenes, sus amigos de la adolescencia.
El estudio se realizó entre 1.700 mujeres estadounidenses de 15 a 30 años. Los investigadores observaron que la media de edad para ser madre en Estados Unidos son los 27.
Y las razones de este contagio son tres: influencia social, aprendizaje social y reducción de costes.
Balbo explica: “el primer mecanismo es el de influencia social. Todos nos comparamos con nuestros amigos y, rodeados de amigos que son padres nos hace sentir presionados para ser padres también”.
El segundo es aprendizaje social, “nuestros amigos son un importante modelo de aprendizaje. Ser padre es un cambio radical en nuestras vidas y, observando a nuestros amigos, aprendemos cómo llevar a cabo este nuevo rol y puede hacer que nos haga más dispuestos a ser padres también”.
Y la reducción de costes es porque “compartimos la experiencia de tener hijos y con ello, reducimos el estrés y el coste asociado con el embarazo y con criar un hijo. En contraste, ser la única pareja con hijos dentro de un grupo de amigos sin prole puede llevar a cierta soledad”.
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