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CEPAL: Reproducción temprana en Centroamérica

embarazo-adolescenteRecientemente se publicó la investigación “Reproducción temprana en Centroamérica: escenarios emergentes y desafíos”, elaborada por Jorge Rodríguez Vignoli, investigador del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE)-División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

El documento describe las tendencias de la fecundidad adolescente y precoz en seis países de Centroamérica —Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá— a partir de sus censos de población de las últimas cuatro décadas, la evolución de las variables intermedias de la fecundidad adolescente, la desigualdad social que las afecta y su deseabilidad mediante datos de encuestas especializadas. También se presenta una descripción y análisis de las políticas y programas implementados en la subregión en materia de reproducción adolescente y los desafíos futuros que se visualizan. Gran parte de los datos utilizados en el análisis provienen de diferentes encuestas realizadas en cada país ya que los censos no controlan variables como la iniciación sexual o el uso de anticonceptivos, entre otras.

El documento aún no ha sido sometido a revisión editorial y por lo tanto se aclara que las opiniones expresadas en el mismo son “de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de la CEPAL y el UNFPA”.  En el caso de FADEP tampoco coincidimos con algunos de las conclusiones/recomendaciones del documento.

La investigación afirma que “la evidencia disponible muestra que durante la década de 2000 hubo una caída generalizada y significativa de la fecundidad adolescente en Centroamérica. No obstante este descenso, sigue registrando niveles elevados; de hecho, casi todos los países que componen esta subregión tienen valores superiores al promedio latinoamericano.”  La pregunta ha realizarse es entonces de donde proviene esta disminución y la respuesta está en el análisis comparado de las tendencias de la fecundidad adolescente, por una parte, y de sus dos variables intermedias más relevantes —actividad sexual y uso de anticonceptivos—, por la otra.  El documento afirma que “se advierte que la evolución descendente de la fecundidad adolescente acontece pese a un ligero adelantamiento de la actividad sexual en dicho período y, por lo mismo, debe concluirse que su caída en el lapso de referencia se debe totalmente al aumento de la anticoncepción.”    También se analiza la variable de la nupcialidad concluyendo que la tendencia en materia de nupcialidad durante la adolescencia es a la disminución. “En los cuatro países, la proporción de mujeres nunca unidas aumentó en los grupos de edad relevantes —15 a 19 años y 20 a 24 años— y la proporción de mujeres unidas antes de los 15 años disminuyó.”

Una cuarta variable que suele analizarse cuando se investiga la maternidad adolescente es el aborto.  En este caso no es considerado de manera sistemática debido a la falta de datos al respecto. Sin embargo, vale la pena mencionar un ejemplo de como afecta esta variable en países donde si se cuenta con información ya que puede ser esclarecedor para entender otro aspecto que pudiera estar disminuyendo la maternidad precoz en la región. Los registros de España, donde el aborto es legal, “muestran que esta variable intermedia ejerce un efecto reductor muy significativo de la reproducción adolescente en ese país, porque hay tantos abortos como niños nacidos.”  Así pues, pudiera estar ocurriendo que ante la creciente actividad sexual entre los adolescentes, las jóvenes no necesariamente no quedan embarazadas sino que están cometiendo abortos clandestinos, sin afectar entonces la variable de la maternidad adolescente.  Esto es algo realmente serio dado que los niños no nacidos estarían pagando el precio de comportamientos inadecuados.

¿A que conclusión o recomendaciones podemos llegar ante los datos anteriores?  ¿Tenemos que repartir más anticonceptivos?  o… como sugiere la investigación en cuestión, ¿”redoblar” los esfuerzos para aumentar el acceso a los anticonceptivos? ¡NO!

Estamos tratando con jóvenes de 14 a 19 años que no deberían tener aún una vida sexual activa.  Es importante considerar que el aumento de estos comportamientos también aumenta las enfermedades de transmisión sexual al haber una mayor exposición   Como afirma la investigación al analizar la “deseabilidad” de un hijo en este sector de la población, es importante lograr cambios de comportamiento.  “Si se trata de factores culturales asociados a un modo de vida que requiere, valora o mantiene como tradición una unión temprana, entonces cabe actuar sobre ellos con la debida y apropiada pertinencia cultural, en particular en el caso de las comunidades indígenas. Si se trata de inequidades de género o de una cultura machista que impide la existencia o la visibilización de oportunidades o proyectos alternativos a la maternidad para las muchachas, entonces el cambio cultural, asunto de suyo complejo, es un desafío ineludible.

Debe considerarse que muchas veces  la ausencia de opciones en los jóvenes conduce  a la maternidad temprana y  entonces las acciones deben dirigirse a ampliar los proyectos de vida mediante la multiplicación de las opciones educativas, laborales, recreativas, entre otras, y a promover el uso del tiempo libre en actividades que definen metas y horizontes incompatibles con la maternidad adolescente. Y en este esfuerzo, debe contarse siempre con  la actuación de dos instituciones clave en los procesos de transformación: la familia y las comunidades.

Para consultar la investigación completa y acceder a los datos haga clic aqui.