Un artículo publicado el 27 de febrero pasado, por el diario The Economist expone las dificultades por las que atraviesan las madres solteras en China debido a las politicas de control natal.
El año pasado, China decidió ponerle fin a su política de hijo único, permitiendo a las parejas tener dos hijos. Sin embargo, las madres solteras aun tienen penalidades por el embarazo si no hay un regsitro de matrimonio anterior. Las penalidades a las madres solteras incluyen la dificultad de poder registrar a su hijo, puesto que ello implica el pago de una multa excesiva por tener hijos fuera de matrimonio. Las consecuancias para los niños que no tienen estatus legal, es que no pueden obtener documentos de identidad y, por lo tanto, más parecen ser fantasmas sin registro.
La razón de esta política no es tanto velar por la insitiución familiar, sino mantener el “orden reproductivo”, y poder así controlar los aumentos de la población.
Para evitar este tipo de imposiciones, muchas madres solteras, en el mejor de los casos, optan por dejar China y tener a su hijo en el extranjero, para tener así una prueba de nacimiento. Otras sin embargo, que no tienen los recursos para salir del país, abortan, e incluso aquellas que no quisieran hacerlo son forzadas por los funcionarios de planificación familiar.
Por años, el gobierno de China ha interferido en la forma en como desean planificar la familia sus ciudadanos. Las medidas de control natal son impositivas y atenta contra la libertad de las personas. Es deber esencial del gobierno respetar la paternidad de su población sin ejercer medidas de coerción, y por otra parte promover la paternidad responsable.