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Disminución generalizada de la fertilidad

Leyendo recientemente un artículo me topé con el Memorando de Seguridad Nacional (NSSM 200) elaborado en 1974 por el entonces Secretario de Estado de USA, Henry Kissinger.  El memorando alertaba sobre el crecimiento poblacional en los países menos desarrollados y concluía que “era perjudicial para los intereses económicos y de seguridad de los Estados Unidos permitir a estos países crecer sin control.”  Así pues, las políticas de desarrollo debían encaminarse a programas que redujeran el tamaño de la familia, tomando esta acción como la única forma de lograr que los países se desarrollaran económicamente.

¿Correspondía a Estados Unidos el plantearse un objetivo de “reducción de la familia” para los países en vías de desarrollo? Definitivamente NO.  Pero sí que han empujado esa agenda.  Y, ¿será que reduciendo el número de hijos alcanzaremos un mejor desarrollo económico?  ¿Guatemala es pobre porque somos muchos?  Desde la primera investigación que realizó FADEP se concluyó que el crecimiento poblacional no es uno de los factores que determine la riqueza o pobreza del país.  La reducción en la cantidad de hijos no llevará automáticamente al desarrollo.  Es necesario invertir en las áreas de educación e infraestructura para poder proveer mejores trabajos y mejores oportunidades a todos los niños que nacen; eso sí que nos llevará al desarrollo económico.  Y quizá, el dar más y mejores oportunidades, llevará a una reducción en el tamaño de la familia, pero es diferente cuando se busca esa reducción como un objetivo en sí mismo que cuando ocurre como consecuencia de acciones que buscan el desarrollo, tales como aumentar los años de escolaridad, mejorar la formación y capacidades de la población, asegurar empleos dignos para la mujer,  retrasar el inicio de la actividad sexual y consecuentemente disminuir los embarazos adolescentes,  etc.

Revisemos que ha pasado con las tasas de fertilidad en los últimos años.  Según un artículo de The Lancet, a nivel mundial de 1950 a 2017 la Tasa de Fertilidad (TFR por sus siglas en inglés, Total Fertility Rate) disminuyó un 49.4% pasando de 4.7 nacimientos vivos a 2.4.  Claro que la variación entre países es muy acentuada porque, aunque en general la TFR ha diminuido para todos,  el rango es muy variable pues va desde 1.0  en Chipre hasta 7.1 en Nigeria.   Para Guatemala la TFR se sitúa en 2.8.  En resumen, las personas con mejor posición económica y mayor capacidad de dar oportunidades a sus hijos no los están teniendo y eso ha modificado la distribución de la población en el mundo como lo evidencia la siguiente gráfica

Así, mientras 104 países – sobre todo en África y Asia -, mantienen altos índices de fertilidad, 91 – la mayoría en Europa y América del Norte y del Sur – ni siquiera pueden mantener sus poblaciones actuales por el envejecimiento poblacional al que se enfrentan.

Alí Mokdad, profesor del IHME, dijo a la AFP que a la vez que crecen las poblaciones de los países en desarrollo, por lo general crecen también sus economías, lo que con el tiempo acaba conteniendo los índices de fertilidad. “En Asia y África la población sigue creciendo y la gente pasa de la pobreza a un mejor nivel de ingresos, a menos que haya guerras o inestabilidad”, dijo.

En el caso especifico de Guatemala, se ha observado efectivamente una reducción en el tamaño de la familia.  Según datos del Banco Mundial, la tasa de fertilidad total a nivel país en 1975 era 6.5 y en 2016 se situaba en 2.9. En el caso de los hijos por hogar la ENCOVI (Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, realizada por el INE), reporta para el 2014, 3.0 hijos en el área urbana y 3.6 en el área rural.

¿Nos ha llevado esta disminución a ser menos pobres?  El PIB per capita ha mejorado por diversos factores pero las condiciones de pobreza que viven realmente los guatemaltecos continúan.  El Informe de Desarrollo Humano del 2016 afirmaba:

” El índice de desarrollo humano para Guatemala, que mide los avances en salud, educación y acceso a recursos económicos, muestra un deterioro de las condiciones de vida de las personas entre 2006 y 2014, principalmente en su dimensión económica. Esto también se refleja en otro tipo de mediciones. Entendiendo la pobreza como un fenómeno multidimensional de privaciones en las capacidades humanas, el índice de pobreza multidimensional revela que el 67% de la población guatemalteca sufre carencias que vulneran su bienestar.”

Conclusión, no puede buscarse reducir la fertilidad de Guatemala como un objetivo para alcanzar el desarrollo,  y menos si otro país busca reducirla porque considere a nuestra población una “amenaza”.  Kissinger estaba equivocado en su planteamiento.  Es necesario invertir en la gente para lograr el crecimiento, y no simplemente evitar que se reproduzcan

Para leer más sobre al disminución generalizada de la tasa de fertilidad puede acceder a esta publicación de The Lancet o consultar este link