Recientemente se publicó el resultado de un estudio exploratorio denominado “Hambre sin Fronteras”, cuya finalidad es presentar la evidencia (o la inexistencia) de vínculos entre la seguridad alimentaria, la violencia y la migración que afecta a Guatemala, El Salvador y Honduras. Este documento está basado en investigaciones realizadas por las Oficinas Regionales del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), con el apoyo del Departamento de Desarrollo Internacional del London School of Economics and Political Science (LSE). Según el estudio – que llevó a cabo las evaluaciones en el tercer cuatrimestre del 2014 – la inseguridad alimentaria y la violencia han empujado a miles de personas de Centroamérica a emigrar de sus países, existiendo un aumento en la dependencia en la migración como estrategia de supervivencia.
Este estudio llega en un momento crucial, en el que los sectores más vulnerables de la sociedad sufren las consecuencias de canículas y sequías que duran ya dos años consecutivos. Se revela que la interacción entre el hambre y las migraciones es mayor en épocas de sequía, y se encontró un alto porcentaje de casos entre las familias afectadas por la escasez de agua en los que al menos un miembro de cada hogar había emigrado en busca de trabajo.
El estudio afirma que en el contexto de América Latina y el Caribe, “Guatemala tiene la tasa más alta de desnutrición crónica, casi un 50 por ciento a nivel nacional y tasas significativamente más altas en ciertas partes del país. Con más de 90 homicidios por cada 100,000 habitantes, Honduras tiene la tasa más alta de asesinatos en el mundo. El Salvador tiene una de tasas más altas de población viviendo fuera de sus fronteras, con más del 18 por ciento.”
A continuación copiamos el resumen de las lecciones aprendidas en el estudio:
- Existe una positiva correlación entre la inseguridad alimentaria y la migración en los tres países estudiados;
- Tanto en la literatura como en la voz de los informantes, se menciona la violencia como propulsor de la migración, aunque en forma menos consistente de la que se mencionan las razones económicas, y con un menor aparente nivel de certidumbre;
- La evidencia o percepción de la existencia de una correlación entre los patrones migratorios varía, dependiendo del tipo de violencia y de los grupos afectados;
- Entre los distintos tipos de violencia, el crimen común es la primera amenaza en la mayoría de los países de América Latina y Centroamérica, incluida Guatemala, en tanto que la violencia del pandillerismo callejero parece prevalecer en El Salvador y Honduras;1
- La violencia no solo se aprende socialmente y es ampliamente aceptada, sino que también se practica comúnmente como una estrategia de supervivencia y medio de vida. Es por ello que las personas le restan influencia en las decisiones que impactan sus vidas, incluyendo el emigrar o no;
- Entre los motivos que más se mencionan como impulsores de la migración están el bienestar económico, el empleo y la reunificación familiar;
- La migración puede ser un fenómeno altamente lucrativo y las remesas constituyen un pilar fundamental del PIB de cada uno de los países bajo consideración;
- En comparación con años anteriores, la migración de mujeres y niños va en aumento, trayendo consigo una nueva gama de inquietudes.
Los hallazgos del informe son relevantes para las políticas gubernamentales. El estudio sugiere que “las soluciones deben incluir el reforzamiento de los sistemas de protección social y mejores mecanismos para mitigar y contrarrestar los efectos de la crisis. De suma preocupación es la migración de niños sin acompañante.”
Todos estos factores impactan profundamente a los individuos, familias, comunidades y sociedades. Sin duda alguna el efecto de la migración en las familias tiene un lado muy negativo que es la desintegración familiar y todo lo que viene con ello. A mayor desintegración, mayor riesgo de los jóvenes de caer en una mara y con ello se tiene un aumento de violencia. Es importante mejorar las oportunidades para que una familia no se vea en la necesidad de optar por la migración de uno de sus miembros para aumentar los ingresos y mejorar las condiciones de alimentación. Es clara la necesidad de invertir en la seguridad alimentaria para evitar la migración.
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