Recientemente Prensa Libre publicaba una nota con relación al matrimonio que afirmaba que los jóvenes cada vez “buscan otras experiencias para sentir que su vida se está realizando y, si se casan, deciden con más frecuencia tener menos hijos”. En general, en los últimos años la edad para contraer matrimonio se ha incrementado. Esto puede ser positivo en cuanto que permite estar más preparados para establecer una familia. Sin embargo, los extremos nunca son buenos porque en ocasiones, si una pareja posterga demasiado el matrimonio luego pueden surgir problemas de infertilidad o les puede ser demasiado dificil el aprender a vivir juntos dado que cada quien está ya acostumbrado a su individualidad.
No todos nacieron para casarse. Alguien puede ser soltero o escoger el celibato y ser plenamente feliz. Sin embargo, es importante promover el matrimonio como algo positivo. Tristemente, muchos jovenes que han crecido en familias disfuncionales y han visto el matrimonio de sus padres o de parejas cercanas destruirse, crecen con una idea negativa del matrimonio; cuando en realidad, abundan los matrimonios en donde los esposos son plenamente felices y es el matrimonio el entorno ideal para la crianza de los hijos.
El año pasado el New York Times publicaba un artículo que hacía reflexionar sobre cómo para encontrar la felicidad es quizá más importante el saber escoger bien a la persona con la que se va a compartir la vida que escoger una carrera o un trabajo. El artículo citaba interesantes datos de Estados Unidos.
“Según un análisis de datos de una encuesta reciente realizado por el profesor Brad Wilcox de la Universidad de Virginia, el 75% de los adultos de entre 18 y 40 años dijeron que ganar bien era crucial para la realización en la vida, mientras que sólo el 32% pensaba que el matrimonio era crucial para la realización. En una encuesta del Pew Research Center, el 88% de los padres dijo que era “extremadamente o muy” importante que sus hijos fueran financieramente independientes, mientras que sólo el 21% dijo que era “extremadamente o muy” importante que sus hijos se casaran.
En 2006, el 50% de los adultos jóvenes dijeron que era muy importante que una pareja se casara si pretendían pasar el resto de sus vidas juntos. Pero para 2020, sólo el 29% de los adultos jóvenes dijo eso.”
Ocasionado en parte por estas actitudes, en Estados Unidos se registran menos matrimonios cada año. Por ejemplo, en 1980, sólo el 6% de las personas de 40 años nunca se había casado mientras que en 2021, el 25% de las personas de 40 años nunca se han casado.
Esta tendencia puede generalizarse a la mayoría de países. En el caso de Guatemala, la tasa de nupcialidad reportada por el Instituto Nacional de Estadística se ha mantenido relativamente estable en los últimos años (a excepción del 2020 donde debido a la pandemia el dato es más bajo de lo normal), situándose en en 4.7 en el año 2022. La tasa de nupcialidad es la cantidad de matrimonios celebrados en un período por cada 1,000 habitantes.
El artículo de New York Tines da un consejo que vale la pena transcribirlo: “Mi consejo es que te obsesiones menos con tu carrera y pienses mucho más en el matrimonio. Por favor respeta la simple y cierta frase de que si tienes una gran carrera y un mal matrimonio serás infeliz, pero si tienes un matrimonio excelente y una mala carrera serás feliz”.
Y aunque parece un consejo “romántico”, no es solo una idea bonita. Hay muchísima evidencia que demuestra que las relaciones íntimas, no la carrera, son el centro de la vida, y que esas relaciones íntimas tendrán un efecto posterior en todo lo demás. El año pasado el economista Sam Peltzman publicó un estudio en el que encontró que el matrimonio era “el diferenciador más importante” entre personas felices e infelices. Los ingresos también contribuyen a la felicidad, pero no tanto.
El matrimonio importa , y es necesario que los jóvenes lo valoren y se preparen para poder tener un matrimonio que sea la base de una familia unida y feliz.