Recientemente el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE)-División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó el documento “La dinamica demográfica de América Latina y su impacto en la fuerza de trabajo ”.
El documento presenta estimaciones y proyecciones de población urbana y rural, por sexo y grupos de edad para el período 1950-2100 para 20 países de América Latina. Adicionalmente se analizan indicadores seleccionados que buscan ilustrar el impacto de la dinámica demográfica en la fuerza de trabajo de la región. Se utilizan datos de los censos de población de cada país, así como encuestas de hogares y empleos
Se estima que en 2023 la población de Latinoamérica era de 652.4 millones de personas, y que, de estas, 331.2 millones formarían parte de la fuerza de trabajo, definida como la población de 15 años y más que esta en situación de ocupación o desocupación. Esto representa un 50.8% de la población total de la región. El crecimiento cada vez menor de la población, resultante del proceso de transición demográfica, llevará a la región a alcanzar una población de 736,9 millones de personas en 2050, con una fuerza de trabajo de 402,7 millones de personas, lo que asciende al 54,6% de la población total de América Latina.
Los análsis de CELADE indican que los datos anteriores implican que “el crecimiento de la fuerza de trabajo será mayor que el crecimiento poblacional, y la absorción de la mano de obra adicional seguirá constituyendo un gran desafío para los mercados laborales de la región. La mayor proporción de la fuerza de trabajo es consecuencia de una mayor participación de la población femenina en la actividad económica, el mayor crecimiento de la población en edad de trabajar como consecuencia de la transición demográfica y una mayor permanencia en la fuerza de trabajo.
El documento da la oportunidad de observar a detalle las piramides poblaciones de cada país. Los gráficos comparan los habitantes de 1950 y 2022 con lo proyectado para el 2050.
Adicional a las piramides de población. El documento presenta para el mismo período de tiempo la proporción de población rural y urbana. En 1950, la población de América Latina era predominantemente rural, pero eso ha cambiado en toda la región. En Guatemala, la población urbana ha cobrado cada vez más peso, pasando de un 25% aproximado en 1950 a un 55% en la actualidad y un 63% esperado en el 2050. Al mismo tiempo que la población urbana creció en términos absolutos y relativos, también se observó un incremento —si bien más lento— de la PEA con relación a la población total.
El documento destaca la urgencia de prepararse para un proceso de rápido envejecimiento: “Para estimar la carga de dependencia económica, más allá de la relación de dependencia demográfica (que solo toma en cuenta la estructura por edad de la población), resulta útil analizar la relación de dependencia efectiva (que considera la población de la fuerza de trabajo en el denominador). Esta última considera como potenciales activos no solo a las personas en edad de trabajar, sino a todas las personas que se encuentran vinculadas al mercado laboral, ocupadas u ofreciendo activamente su fuerza de trabajo (Chackiel, 2000). Las estimaciones y proyecciones muestran que esas dos relaciones convergerán en el futuro, sobre todo por la reducción del porcentaje de población de entre 0 y 14 años, por el aumento de la población en edad de trabajar (de 15 a 64 años) y por el incremento de la PEA. En todos los países se observa que la relación de dependencia total alcanzó —o está cerca de alcanzar— su nivel más bajo y que se estabilizará al menos durante los próximos 30 años. Urge entonces aprovechar la oportunidad de mejorar las calificaciones de la población y prepararse para un proceso de rápido envejecimiento”
Resulta evidente que la dinámica demográfica tiene un impacto directo en el mercado de trabajo debido a la presión del crecimiento de la población en edad de trabajar, el aumento de la participación laboral femenina, el envejecimiento poblacional y la urbanización. Esto implica que hay un gran desafío en la región en términos de generar empleo, lo cual es clave para el desarrollo,
¿Qué papel juega la familia en este escenario? El documento no aborda el tema familiar pero sin duda la mayor incursión de la mujer en el trabajo y el hecho que tanto hombres como mujeres permanezcan más tiempo en la actividad económica tiene un impacto en la dinámica familiar. Es importante la generación de más empleos, pero es también importante mejorar la calidad del empleo. Que existan oportunidades de conciliación famila-trabajo que permitan a hombres y mujeres invertir tiempo y recursos suficientes en su proyecto más importante: la familia.
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