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Guatemala: Demografía y Productividad

Recientemente, tuvimos la oportunidad de asistir al evento “Productividad ante el Reto Demográfico”,  organizado por República,  como un análisis multidisciplinario sobre la significación de las condiciones demográficas en la productividad de una sociedad. En Guatemala, la productividad laboral y la demografía estan interconectadas, con una población joven (55% de la población es menor de 20 años) y un crecimiento económico moderado, pero con desafíos en mejora del capital humano y  calidad de vida.

La productividad, partiendo de su definición como la relación entre la producción obtenida y los recursos utilizados para obtenerla, entrelaza inherentemente los factores socioeconómicos de todo país con sus condiciones socioculturales, resaltando entre ellas, las variables demográficas. En ese sentido, el PIB figura como la producción total obtenida y la población económicamente activa como los recursos destinados para generarle.

En términos poblacionales, “Más es mejor” no ha sido la opinión más popular; por el contrario, la idea Malthusiana de que el crecimiento poblacional derivaría en una catastrófica sobrepoblación mundial, inspiró por muchas décadas la implementación de controles natales cuyo resultado fue satisfactorio en el decrecimiento de la población. Sin embargo, décadas después, los sistemas laborales y económicos se ven perjudicados por la escasez de población económicamente activa suficiente para obtener la productividad mencionada; entonces, ¿“Menos es insuficiente” en la actualidad?

Ahora bien, las políticas de control natal causaron su efecto en las tendencias demográficas de las poblaciones donde fueron implementadas; sin embargo, si el decrecimiento del número de nacimientos es una tendencia mundial, ¿Qué más ha desincentivado la tenencia de hijos en las parejas? Porque los datos muestran que es un tendencia generalizada ya que dos de cada tres personas viven en un país con índices de fertilidad por debajo del nivel de reemplazo (UNFPA); es decir, 2.1, el número necesario de hijos por mujer para garantizar la sostenibilidad de la población.

El principal factor que desincentiva la tenencia de hijos o que motiva a la tenencia de un menor número de hijos en las parejas es puramente económico, tomando en cuenta el dramático incremento en el precio de bienes y servicios a nivel mundial. Sin embargo, otros factores como la incursión de una mayor cantidad de mujeres en el mercado laboral, así como un pensamiento hedonista dominante en las generaciones actuales y movimientos ambientalistas que han propagado la absurda idea que la tenencia de hijos es dañina para el medio ambiente.

Enfocándonos en Guatemala, entre muchas de las oportunidades que le aventajan frente a otras economías, resalta el Bono Demográfico que le representa tener una población mayoritariamente joven: uno de cada 3 guatemaltecos tiene entre 13 y 27 años (ICEFI). Sin embargo, esa juventud poblacional no es eterna; se estima que para el 2030 la población en edad de trabajar llegará a su número máximo y comenzará a descender a partir del 2050.

¿Cómo podría maximizarse la productividad en Guatemala aprovechando su Bono Demográfico? La clave para el crecimiento de la productividad es la inversión. Guatemala tiene diferentes áreas de oportunidad que representarían un aumento significativo del PIB; entre ellas, el aumento de la inversión en infraestructura y urbanización, como un esfuerzo en conjunto entre el sector público, privado y extranjero. La creación de mercados laborales más grandes y formales, ya que siete de cada diez guatemaltecos trabajan en la economía informal (INE, 2022). Contar con una economía diversificada, nuevamente, resaltando la importancia de invertir en capital humano. Y por último, creando certeza jurídica para la atracción de mercados extranjeros y la expansión de empresas nacionales.

 Por otro lado, es esencial tomar acciones para prolongar la ventaja que representa una población joven, principalmente, priorizar la conciliación familia-trabajo desde el sector privado para asegurar que los trabajadores cuenten con la capacidad monetaria y horaria para decidir formar una familia.