Actualmente, y desde hace varios años, existe una presión mundial respecto a la creación e implementación de la Educación Integral en Sexualidad, impulsada principalmente por organizaciones influyentes e internacionales tales como UNICEF, ONU Mujeres, ONU Sida, UNFPA y OMS. En Guatemala, quienes lideran estos esfuerzos a nivel local, y con apoyo de los entes internacionales, son el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR), Asociación Pro Bienestar de la Familia (APROFAM), GO Joven, Asociación Red de los Jóvenes para la Incidencia Política (INCIDEJOVEN), Asociación Guatemalteca de Humanistas Seculares (Humanistas Guatemala), entre otros.
En el documento informativo, “La política de Educación Integral en Sexualidad” realizado por profesionales de la Universidad de Navarra, se exponen puntos relevantes acerca de la temática. A continuación algunas cuestiones fundamentales:
- Las instituciones antes mencionadas, tanto internacionales como nacionales, a las cuales de ahora en adelante llamaremos clase dirigente de la educación sexual, crean directrices políticas e iniciativas de financiación en todo el mundo para llevar a cabo sus prioridades estratégicas. A veces llamadas “mejores prácticas”, estas intervenciones prioritarias se presentan como si fueran neutras y objetivas, pero su historial es a menudo cuestionable. Aunque algunos aspectos de sus documentos son claramente discutibles, no están dispuestos a aceptar las interpretaciones de criterios que son diferentes de su programa. Esto parece inapropiado en un entorno democrático.
- La educación sexual es necesaria pero diferentes enfoques son razonablemente aceptables: La educación sexual es necesaria y urgente, especialmente en las circunstancias de los jóvenes de hoy, en las que están experimentando dificultades para comprender y administrar su propia afectividad (lo cual puede considerarse una forma de “analfabetismo afectivo”). Sin embargo, la educación sexual no puede ser del todo “basada en estudios científicos”, como sostiene que lo es la clase dirigente de la educación sexual. Este es el punto principal de desacuerdo que los padres, los educadores y los investigadores están teniendo cuando quieren detener la implementación de algunos programas internacionales en todo el mundo. Se debe hacer un mayor esfuerzo para lograr un mayor consenso con respecto a las diferentes cuestiones que a menudo se plantean en los documentos oficiales de la clase dirigente de la educación sexual, tales como:
- El “empoderamiento”, la capacitación, de los padres y educadores para educar mejor a los hijos siguiendo los valores que quieren para ellos.
- La existencia y la posibilidad de elección entre diferentes alternativas de programas de educación sexual que tengan en cuenta los valores que los padres consideran importantes para el bienestar de sus hijos; la edad óptima para abordar algunos temas.
- La aportación necesaria desde la perspectiva crítica y constructiva de los adultos que aman a sus hijos y que son las personas principalmente responsables de su educación y bienestar. Estos niños son el blanco de algunos programas de educación sexual de la clase dirigente de la educación sexual y los padres a veces no son bienvenidos para dar sus criterios o puntos de vista.
Por otro lado, los recursos públicos no se deberían gastar asumiendo que la clase dirigente de la educación sexual representa necesariamente a todos los padres, educadores e investigadores y sus diferentes puntos de vista y enfoques en relación con la educación sexual de los niños. Los padres tienen el derecho a solicitar la asistencia democrática y legal para proteger a sus hijos de los posibles perjuicios de algunos mensajes. Por ejemplo, los mensajes de “sexo seguro” en algunos países resultan en la transmisión de la idea equivocada entre los jóvenes de que el sexo está totalmente libre de riesgo siempre que usen condones.
- Los documentos que utiliza o promueve la clase dirigente de la educación sexual suelen mezclar información basadas en estudios científicos con opiniones ideológicas pero presentan todo como si fuera totalmente objetivo y científico. Cualquier país, asociación o persona que no esté de acuerdo con el contenido de tales documentos se considerarán rápidamente “moralista” “prejuicioso”, “parcial” o “poco científico” y es por lo tanto descartado del debate.
- Estos documentos pueden ser difíciles de debatir porque mezclan constantemente:
- Afirmaciones con las que muchos pueden estar (y de hecho están) de acuerdo
- Información correctamente presentada como basada en estudios científicos
- Definiciones que parecen evidentes, cuando pueden en realidad tener diferentes interpretaciones en la práctica
- Informaciones incorrectamente presentadas como basadas en estudios científicos
- Aspectos relativos a la sexualidad que se pueden abrir a diferentes criterios u opiniones
Estas circunstancias tienen que ser tomadas en cuenta antes de abordar los documentos de la clase dirigente de la educación sexual para debatirlos. Cada aspecto precisa de una estrategia/enfoque diferente.
- La clase dirigente de la educación sexual emplea definiciones que parecen claras, pero que tienen de hecho diferentes interpretaciones en la práctica. Los conceptos de “educación sexual integral”, “género”, “derechos humanos”, “discriminación”, “derechos sexuales”, “salud sexual y reproductiva”, “habilidades para la vida”, “evolución de capacidades” y “ciudadanía íntima” (también llamada “ciudadanía sexual”) pueden tener diferentes interpretaciones razonables que no están basadas en estudios científicos, sino que son discutibles y por tanto las discusiones democráticas, el diálogo y el desacuerdo deberían ser admisibles. Sin embargo, la clase dirigente de la educación sexual utiliza estos términos para perseguir una agenda oculta y, por tanto, se muestra reacia a aceptar cualquier debate sobre sus significados.
- Adolescentes y salud sexual y reproductiva: Desde una perspectiva basada en pruebas científicas y de salud pública, la actividad sexual se considera un factor de riesgo para la salud sexual y reproductiva de los adolescentes. Este hecho es rara vez reconocido abiertamente en los documentos de la clase dirigente de la educación sexual. Los datos epidemiológicos de todo el mundo muestran que la gran mayoría de los jóvenes menores de 18 años (por lo general los principales objetivos de los programas de educación sexual fomentados por la clase dirigente de la educación sexual) no son sexualmente activos. Ellos están, por tanto, a riesgo cero de embarazos imprevistos, infecciones de transmisión sexual (ITS) y otros problemas físicos, sociales y psicológicos relacionados con las relaciones sexuales prematuras. Se debería hacer más para protegerlos de los mensajes que les invitan a tener una vida sexual activa como si esta estuviera libre de riesgo cuando se utilizan condones.
- Prevención, evitar y reducir el riesgo: En 2004, una declaración de consenso para prevenir el SIDA y otras ITS fue publicada por la revista The Lancet. También es conocida como la “estrategia ABC”: Abstinencia (A), fidelidad (B), usar Condones (C). La abstinencia y ser mutuamente fieles son las mejores maneras para evitar el riesgo mientras que los condones reducen el riesgo en las personas que optan por no evitar riesgos con “A” ni “B”. El consenso de The Lancet afirma que los mensajes deben adaptarse a grupos específicos. Señala la importancia de dar prioridad a los mensajes pidiendo un retraso de la edad de inicio de relaciones sexuales en la juventud o animando el retorno a la abstinencia en los que están teniendo relaciones sexuales ocasionales. Cuando se elige tener relaciones sexuales, el consenso prioriza el mensaje de la monogamia mutua. Aquellos que optan por no aceptar ni “A” ni “B”, y optar por “C”, deben ser avisados de que pueden reducir, aunque no eliminar totalmente, el riesgo de infección. Los documentos de la clase dirigente de la educación sexual tienden a no tomar en serio que la aplicación de A o B sea posible.
- Diferentes enfoques sobre la educación sexual y el enfoque “holístico” de la eduación sexual: A diferencia de los llamados “programas de educación sexual integrales”, los programas “centrados en la abstinencia” están basados en estudios científicos. Son efectivos, menos condescendientes con los jóvenes y confían en su capacidad de tomar decisiones libres y óptimas con respecto a su sexualidad si son convenientemente informados. No asumen a priori que los jóvenes no serán capaces de tomar ciertas decisiones, como la de abstenerse de tener relaciones sexuales, precisamente porque valoran su sexualidad de otra manera. Por estas razones, los programas de educación sexual centrados en la abstinencia son la opción preferida de millones de padres, educadores, investigadores y jóvenes de todo el mundo y pueden definirse adecuadamente como verdaderos “programas de educación sexual holísticos”.